La edad de inicio de consumo problemático de alcohol y cannabis es de 16 años

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La Asociación Proyecto Hombre ha lanzado a nivel nacional la campaña de sensibilización 'Libres de bulos' con el objetivo de despertar el pensamiento crítico entre la juventud y desmontar mitos y falsas creencias sobre sustancias potencialmente adictivas. De acuerdo con los datos del Observatorio 2022 de Proyecto Hombre sobre el perfil de las personas con problemas de adicción en tratamiento, la edad de inicio de consumo problemático de alcohol en cualquier dosis y de cannabis es, de media, los 16 años.

Además, según datos del ESTUDES (2021), entre los estudiantes de 14 a 18 años, el alcohol es la sustancia psicoactiva con mayor prevalencia: el 73,9 por ciento reconoce haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en su vida. El tabaco ocupa la segunda posición con el 38,2 por ciento; y el cannabis, con el 28,6 por ciento, la tercera, situándose en primer lugar en la lista de consumo de drogas ilegales.

Datos como estos nos llevan a seguir poniendo el foco en la prevención y a divulgar campañas como 'Libres de bulos'. Queremos informar a nuestra juventud para que pueda actuar, desde el conocimiento, con criterio y libertad en situaciones en las que sustancias potencialmente adictivas, como el cannabis, el alcohol o el tabaco, están presentes”, explica David García, director de Proyecto Hombre La Rioja.

La entidad realiza esta labor en nuestra comunidad autónoma a través del Proyecto Reconecta, donde desarrolla varios programas de atención y prevención para los más jóvenes y sus familias, todos ellos gracias a la concesión del Gobierno de La Rioja. El número de jóvenes atendidos en este Proyecto crece año tras año: 63 en 2019, 72 en 2020, 94 en 2021 y 119 en 2022. El perfil de estos jóvenes es el de un varón (72%), de 17 años (30%) y consumidor de cannabis (68%). Entre los datos, destaca que un 21% tiene 15 años o menos y que un 5% acude por trastornos de la conducta.

La campaña 'Libre de bulos' pretende despertar entre la juventud la necesidad de cuestionar la información que reciben a través de su entorno y de las redes sociales sobre sustancias como el alcohol, el tabaco, las bebidas energéticas o el cannabis. El fin es desmontar creencias extendidas y bulos instaurados en torno a estas sustancias, así como dar herramientas para argumentar y despertar el pensamiento crítico de los y las jóvenes, y de la sociedad.

“Es de especial importancia desarrollar el pensamiento crítico en la etapa adolescente por su estadio evolutivo y el uso intensivo que realizan de las redes sociales. Con información les ayudamos a desmontar falsas creencias como que fumar tranquiliza, la cachimba es solo vapor de agua, las personas más fuertes aguantan más el alcohol o las bebidas energéticas son como un refresco”, afirma David García.