Jugar con fuego es lo que tiene, que te puedes quemar. Algo similar lo sucedió a la UDL que volvió a tropezar, como ya sucediera la temporada pasada, ante un recién ascendido. Sergio Rodríguez se dejó las innovaciones para otro momento, apostó por lo que conoce, por lo que más confía y por lo que más le gusta para poner en escena lo que podría decirse es la continuidad del curso anterior: un juego que no es para tirar cohetes, pero que le vale para no pasar apuros ni que le generen ocasiones -uno le fue suficiente al Alavés B-. En este sentido, en el debut en Ibaia no fue todo lo positivo que se quería.
No se ganó (1-1), se pudo y se debió hacer, pero la falta de ambición en determinados momentos y la ausencia de puntería, en otros, propició que los de Iñaki Alonso, pese a no acercarse casi a Miño, estuvieran siempre con opciones de sumar, como así sucedió cuando Rodríguez se inventó una jugada para zafarse de Caneda y asistir para que Víctor López -otro exjugador que marca-, ante su exequipo, marcara a placer sin que Paredes, su supuesta marca, tuviera siquiera la manera de estorbar. Otro centro lateral rematado por los adversarios sin oposición. Es decir, nada nuevo para una UDL que debe mejorar sus prestaciones en este apartado. Hasta ese instante, minuto 83, al cuadro blanquirrojo le valía con intimidar a balón parado. Era la hoja de ruta marcada por el preparador logroñés que exhibió cierto conformismo con las sustituciones, a excepción de la última, modificada por el tanto del empate.
Sergio Rodríguez, en su primer once, indicó sus preferencias. Miño ha venido para ser un seguro bajo palos (nada pudo hacer en el tanto encajado en el único tiro entre los tres palos que sufrió). Zabaco, recién llegado, irrumpe en el once para hacer tándem con Caneda en el centro de la zaga. Vaya, la pareja de titulares. En los laterales, dos viejos conocidos, Santos y Paredes, con sus cosas buenas (experiencia y voluntad) y sus defectos (les suelen coger la espalda y el madrileño no estaba donde debía en las tablas de Víctor López). En cuanto a su labor ofensiva, apenas se prodigaron. No debía tocar. En la medular, Olaetxea y Errasti (Andy arrastró molestias durante la semana y actuó en la segunda mitad). El primero, como siempre, es batallador, llegador y voluntarioso. El segundo aporta criterio con (promete cambios de orientación y diagonales) y sin balón (jerarquía). En los costados, Iñaki da profundidad y calidad en los pases, mientras que Rubén Martínez ayuda en la superioridad por dentro y da intensidad en la presión. Arriba, Rayco juega donde debería sentirse como una estrella. Le falta la luz. Y Roni es de esos jugadores que gustan al técnico riojano: movilidad, caída a las bandas, apoya a sus compañeros…
El partido, de entrada, fue lo esperado. La UDL asumiendo el mando ante un Alavés trabajador, que evitaba estar a merced de su rival y que buscaba sus opciones a la contra ante el control de los blanquirrojos. Los riojanos arrancaron con cautela, asegurando sus pases y dando confianza a su dominio. Faltaba profundidad, pero eso pasaba a un segundo plano. Por ello, tras una buena internada de Iñaki, acabó con un tiro repelido por Álvaro González después de que el lanzamiento tocara en un defensor, la escuadra visitante apeló a las acciones a balón parado. El calagurritano sacó una falta lateral, Caneda estaba en el segundo palo para rematar, erróneo despeje del Alavés B, rechace de Rubén Martínez y Olaetxea, de espuela, hace el primer tanto de los logroñeses de la temporada.
Un cuarto de hora y un tanto, suficiente para que la UDL comenzara a dormir el duelo. Le interesaba. Más pausa con la pelota. Y eso que los de Iñaki Alonso mostraron sus garras en una contra que terminó Rodríguez con buenas maneras, pero con un remate demasiado alto. Fue el único peligro para un Miño con poco trabajo. Entró el choque en una dinámica aburrida, como si la UDL hubiera puesto un somnífero a la pelota. Sabía que son ella hacía correr a los rivales y que si se la cedía al rival, poco debía temer ante la incapacidad de los blanquiazules. El sopor se impuso hasta el tiempo añadido cuando Olaetxea remataba una falta lateral en el segundo palo en fuera de juego en una jugada que acabó en gol después de que el rechace de Álvaro González impactara en la espalda de Zabaco.
En el segundo tiempo, el Alavés B pareció estar en disposición de agitar la contienda, pero tras unos instantes, Rayco tuvo la sentencia en una jugada en la que la zaga local se quedó esperando que el asistente levantara el banderín. Como no lo hizo, el canario buscó la manera de superar a Álvaro González, pero el meta tocó lo justo para evitar el tanto. Se sucedieron un par de jugadas de estrategia y la UDL retuvo el cuero para ejercer su dominio. Por si fuera poco, Andy entraba en escena para acumular más gente por medio en detrimento de Rayco, desdibujado en su línea de la pasada temporada.
Ousama servía de recambio de Roni en una declaración de intenciones. La UDL optaba por asegurar su portería, se dejaba querer y así poder aprovechar sus opciones lanzando. Pero es que tampoco despreciaba asumir el mando y amasar la jugada. El encuentro avanzaba sin contratiempos y con varias interrupciones que impedían coger algo de ritmo. Pero se estaba jugando con fuego. Daba la impresión de que faltaba ambición. Así fue. Rodríguez puso en evidencia a Caneda, la puso en el segundo palo y allí estaba Víctor López para remachar a placer.
Entonces llegaron las prisas; malas consejeras. Javi Álamo esperaba en la banda y se quedó con las ganas porque el que disputaba los últimos minutos fue Ander Vitoria. Nuevo cambio de dibujo y juego más directo en las filas blanquirrojas. El delantero pudo cambiar el signo del debut, pero Álvaro González sacó su remate de cabeza tras una falta pegada al banderín. Ahí acabaron las posibilidades de éxito de una UDL que, más allá del resultado, es fiel a la identidad mostrada durante la segunda vuelta de la temporada pasada. Es de intuir cierta evolución en las formas y en el fondo para ser uno de los faros que guíe este grupo II donde muchos quieren campeonar.
Ficha técnica
Alavés B: Álvaro González; Víctor López, Montolio, Erik Ruiz, Javi López; Rodríguez, Pablo Álvarez, Perera, Bengoetxea (Godoy, min. 74); Paulino (Sarriegi, min. 80) y Arzuaga (Valero, min. 68).
UD Logroñés: Miño; Santos, Caneda, Zabaco, Paredes; Rubén Martínez, Errasti (Ander Vitoria, min. 84), Olaetxea, Iñaki; Rayco (Andy, min. 61) y Roni (Ousama, min. 68).
Goles: 0-1, min. 16: Olaetxea. 1-1, min. 83: Víctor López.
Árbitro: Andrés Armando Ramo (Colegio Aragonés). Amonestó a los locales Javi López (min. 40), Paulino (min. 45+2), Víctor López (min. 68) y Godoy (min. 89), Rodríguez (min. 90), Pablo Álvarez (min. 95) y a los visitantes Paredes (min. 39) y Caneda (min. 69).
Foto: UD Logroñés