La izquierda abertzale ha reconocido hoy el “dolor y sufrimiento” que “las múltiples violencias han producido en Euskal Herria” y ha mostrado su “pesar” a las víctimas “provocadas tanto por la violencia de ETA como por las estrategias represivas y de guerra sucia de los Estados Español y Francés”.
La izquierda abertzale ha hecho esta reflexión en un documento suscrito conjuntamente por los integrantes del Acuerdo de Gernika, entre los que también se encuentran EA, Alternatiba y Aralar (todos ellos integrantes de Amaiur), y el colectivo de presos de ETA, además de otras organizaciones.
Este texto es una declaración de “reconocimiento de todas las víctimas del conflicto” que ha sido presentada hoy en la Casa de la Paz, situada en el barrio donostiarra de Aiete, por representantes de estas formaciones, entre los que se encontraba el histórico dirigente de la izquierda abertzale Rufi Etxeberria, quien ha leído una parte del documento ante los medios de comunicación, a los que no se ha ofrecido la posibilidad de formular preguntas.
La declaración, que también ha sido leída por el secretario general de EA, Pello Urizar, la dirigente de Aralar Rebeka Ubera y la miembro de Alternatiba Amaia Agirresarobe, recuerda que los firmantes del Acuerdo de Gernika han tenido “siempre claro que era importante reconocer y abordar el sufrimiento de todas las víctimas de todas las violencias como elemento necesario para avanzar en la superación del conflicto que las ha originado”.
El escrito proclama también la necesidad de que “todas las víctimas de todas las violencias” sean “tratadas por igual, sin distinciones ni categorías”; alude a la necesidad de “reparar el daño causado” a las víctimas, y apela para ello a “la adopción de un conjunto de medidas, individuales y colectivas, orientadas a restituir los derechos vulnerados” y “mejorar su situación”.
El escrito admite que, “en el transcurso de la confrontación armada, las partes y agentes de diversa naturaleza han mantenido una actitud de falta de sensibilidad hacia el sufrimiento y el dolor ajeno”, al tiempo que advierte de que “si deseamos construir una paz justa y duradera, es crucial reconocer todo el sufrimiento” y mostrar “una voluntad clara por cicatrizar las heridas abiertas”.
La declaración reconoce “el derecho de las víctimas a ser recordadas, a que no se olvide lo ocurrido, a la recuperación de la memoria y a la realización de actos de recuerdo”, e insiste en la “comprensión” y el “reconocimiento mutuos” para lograr que todos los afectados “vean reflejado lo que les ha sucedido”.
“Entendemos -prosigue- que hay que abordar todas estas cuestiones con cuidado y respeto, sin utilizarlas como arma arrojadiza en el debate político” y para ello es preciso “incentivar medidas de todo tipo” que “impidan que se repitan situaciones de utilización de la violencia y de vulneración de derechos”.
Los promotores del texto muestran además su “voluntad y disposición a colaborar, participar e incentivar la convivencia y la reparación de todas las víctimas”.
Aseguran finalmente que “la superación definitiva del conflicto político es la garantía para que nunca más se produzcan situaciones de violencia y vulneración de derechos humanos”, algo para lo que “el conjunto de fuerzas políticas vascas deberían abrir un proceso de diálogo sin exclusiones” con el objetivo de “buscar un acuerdo que cierre definitivamente las causas del conflicto político”.
La presentación de este documento, durante la que se ha leído un poema y un violinista ha interpretado una pieza musical, ha tenido lugar en la Casa de la Paz, un lugar emblemático para los firmantes del Acuerdo de Gernika en el que se celebró la conferencia internacional para el fin del terrorismo que precedió al anuncio del fin de la violencia de ETA.