La juventud portuguesa, Geraçao à rasca

Rioja2

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El Sol no se pone en Madrid. La plaza Sintagma exigió ayer culpables y no más recortes sociales en Grecia. Y la plaza del Rossio en Lisboa se opuso a que los jóvenes, el núcleo duro de la concentración, sigan pagando los platos rotos de la crisis económica y financiera que ha hecho caer en el rescate a Portugal y al gobierno de José Sócrates.

Hay ciertos paralelismos con la situación española. Nuestros vecinos lusos acudirán a las urnas el próximo 5 de junio tras la dimisión del gobierno socialista de José Sócrates en abril pasado. El rechazo que expresaron todos los grupos de la Asamblea portuguesa a su quinto paquete de medidas activó la disolución del parlamento y la convocatoria de elecciones. Días más tardes, en declaración institucional, José Sócrates hacía pública la necesidad de acudir al rescate de la UE y del FMI: 75.000 millones de euros. En otras palabras, Portugal se suicidó.

En este contexto, quienes están sufriendo los efectos de la crisis son los jóvenes, abocados a un paro que, por debajo de 34 años, castiga al 40,5% de este colectivo. Cuyo perfil es similar al español: jóvenes formados, con inquietudes y con estudios superiores y en el mejor de los casos con experiencias laborales temporales y mileuristas.

Por eso, tomaron nota el 15-M y este miércoles se sincronizaron con Atenas y Lisboa se convirtió en el escenario de un capítulo más de los jóvenes indignados. La plaza del Rossio, en pleno centro lisboeta, congregó a los concentrados de manera pacífica, quienes exigieron que se les tenga en cuenta. Rechazaron las medidas de austeridad que se van a imponer a Portugal y que, en último término, les aboca a ser una generación perdida. Lo mismo que en España. Existe un riesgo elevado que la crisis económica se lleve por delante a todo un grueso mayor de 20 años y menos de 35, que no pueden formar una familia, construir un futuro o lo hacen a duras penas y con ayudas externas.

Saltarse una generación implica, entre otras problemas, un futuro incierto en tanto que el envejecimiento de la población y el declive demográfico que vive Portugal desde hace 30 años ponga en serio riesgo el Estado. Y es una cuestión que los sociólogos empiezan a analizar con inquietud en el país vecino, mientras la concentración del Rossio, organizada por cuatro jóvenes, seguirá para obligar a los políticos a hacer de ellos el centro de la campaña electoral

De aquí al 5 de junio restan aún diez días, pero el movimiento, que se ha bautizado a sí mismo como Geraçao à rasca (Generación en riesgo), pretende implicar a los aspirantes a formar gobierno a tener en cuenta que su descontento puede extender al resto de la sociedad lusa. La precariedad que se cierne sobre el futuro de Portugal no gusta a nadie y algunas voces empiezan a dudar sobre la idoneidad de la Unión Europa, que ha desestabilizado su tejido socioeconómico cuando todavía no era el momento.