Enrachada. La UD Logroñés está de dulce. Lo demuestran las sensaciones y los números. Los 8 puntos sumados del tirón en las últimas 4 jornadas provocan que el cuadro blanquirrojo -de azul en Anduva- tome aire gracias al descomunal trabajo realizado en el campo del Mirandés. Victoria justa, aunque como suele ocurrir muchas veces, pudo pasar de todo porque de no haber mediado Santamaría, con dos brillantes actuaciones, quizá el signo hubiera sido otro. Aunque, en honor a la verdad, si Raúl Lizoain tampoco hubiera respondido con destreza, la victoria habría sido más amplia.
Dicho lo cual, el bloque logroñés resurge cuando más tocado estaba anímicamente, cuando Sergio Rodríguez más estaba en entredicho, cuando todo el mundo enterraba a este colectivo y lo condenaba a la nueva Primera RFEF. Pero el fútbol tiene estas cosas, de la noche a la mañana todo cambia. Los resultados varían y si hace dos semanas (se han disputado cuatro partidos en catorce días) el horizonte se presentaba difícil, ahora las 8 jornadas que restan hasta la conclusión invitan al optimismo por varias razones: por la inercia, por la recuperación del carácter competitivo (además de que ahora ya no se limita a depender de una acción puntual, según lo apreciado este domingo), porque se acumulan dos partidos sin recibir goles y porque aumenta el número de implicados en la pelea por el descenso (el Lugo está metido de lleno con 3 puntos menos que los riojanos, el Oviedo sólo está un punto por encima).
En Anduva el conjunto blanquirrojo cuajó un partido casi completo. Más o menos seguro (a excepción de dos despistes de los centrales que a punto estuvo de aprovechar Cristo y que desbarató Santamaría) en la retaguardia y picante en ataque merced al desborde y creatividad de Paulino (a veces abusivo en la conducción), la movilidad de Nano Mesa (muchos fueras de juego acumuló), la capacidad de Iñaki (cualquier jugada a balón parado es casi una asistencia de gol) y la jerarquía de Andy, que también está recuperando presencia en la medular, indistintamente con Petcoff o Sierra. La mala noticia para la siguiente cita (Rayo Vallecano, el domingo próximo en Las Gaunas) serán las ausencias por sanción de Iago López y Bobadilla. Pero seguro que otros futbolistas actuarán y no afectarán al rendimiento del equipo.
Sergio Rodríguez, después de repetir alineación tres jornadas seguidas, modificó su once. La entrada de Sierra se podía intuir ante el duelo de sanción que debía cumplir Petcoff por acumulación de amarillas, pero la aparición de Santamaría bajo palos sí que fue una sorpresa, sobre todo porque Miño venía de un mantener la portería a cero y de no cometer errores en las citas precedentes. Sin embargo, la presencia del meta navarro confirma que es el titular (plena confianza) para el preparador logroñés.
Más allá de las variaciones y de que el cuadro castellano leonés recuperaba efectivos tras pasar la Covid, el Mirandés acaparó el balón y aunque los riojanos buscaron la presión alta, el mando fue mayor para los locales. Eso no quitó para que los visitantes avisaran de su peligro tras un saque de banda en la medular, el robo y la transición ofensiva con gran pase de Olaetxea que dejó a Nano Mesa ante Raúl Lizoain, al cual superó pero no dirigiendo la pelota entre los tres palos. Acción, de todos modos, invalidada por fuera de juego del tinerfeño. La réplica fue instantánea con un envió por arriba a Cristo que tras revolverse chutó con malicia, menos mal que Santamaría estuvo atento para despejar con el pie izquierdo.
Pese a los intentos de los pupilos de Pedro García -José Alberto López fue dado de alta el pasado viernes por Covid- de marcar los tiempos, la UD Logroñés supo ir enfriando el choque gracias a su buena colocación y predisposición defensiva. Eso trajo consigo, excepto un tiro lejano de Javi Muñoz que blocó Santamaría, que los logroñeses se fueran estirando. Primero cuando comprobaron que se podía robar arriba y después cuando combinaron con criterio y continuidad para que Paulino centrara desde la derecha y Nano Mesa se inventara una volea, según venía, que se marchó fuera. Acto seguido, el delantero no llegó a un buen envío raso de Olaetxea que murió en las manos de Raúl Lizoain.
Minutos de valentía para una UD Logroñés que terminó el primer tiempo en campo contrario como se comprobó con un centro más de Paulino desde la derecha, con dos saques de esquina seguidos (incluido un remate de Bobadilla de cabeza) y una falta lateral con la que se alcanzó el descanso y donde Álex Pérez pudo marcar con un remate picado que detuvo, en dos tiempos, el portero local y al que le faltó algo de mala leche.
En la reanudación, pese a que el Mirandés cambió sus centrales (Vivian y Genaro, a escena), los riojanos continuaron insistiendo. De hecho, emergía la figura de Raúl Lizoain para evitar el tanto de los visitantes. Andy remataba en el primer palo un envío preciso de Iñaki desde el córner y el portero volaba. A renglón seguido era Nano Mesa el que ponía en jaque a la zaga rojilla aunque en sus dos acciones estaban invalidadas por fuera de juego. Aun así, Raúl Lizoain invalidó la primera con una gran parada, mientras que en la segunda Paulino no llegaba el envío del tinerfeño.
Claro que el Mirandés buscaba revertir la dinámica. Envío a la espalda de los centrales blanquirrojos para que Cristo con un control de escándalo se encontrara en disposición de anotar, pero Santamaría, de rodillas sacaba las manos para enviar a saque de esquina. Eso no quitó para que los visitantes se amedrantaran, al revés, lograron lo que estaban buscando: el gol. Tuvo que ser Paulino el que pugnó por un balón (metió la cabeza con fe para robarle la cartera a Berrocal) y empezó a marcharse de los jugadores que le salían al paso (incluido su compañero Nano Mesa) hasta que cedió a Olaetxea para que marcara a placer.
Con el marcador adverso, el conjunto castellano leonés recuperó el balón, pero lo hacía sin profundidad y sin continuidad. Enfrente, la UD Logroñés supo entender lo que debía hacer: enfriar cuando tocaba y meter una marcha más para aprovechar los espacios ante las pérdidas rivales. De esa forma, Andy finalizó una buena jugada colectiva don un tiro desde la frontal que atajó Raúl Lizoain e incluso Álex Pérez se encontraba con un el poste en una falta lateral, aunque ya se había señalado fuera de juego.
Para entonces, Roni ya había entrado por Nano Mesa, mientras que para el último cuarto de hora Gorka y Pacheco salían al campo para que los riojanos cambiaran su dibujo poniendo defensa de cinco y retrasar su línea de presión. El bloque anfitrión estaba exigido por el marcador y quiso acelerar sus ideas frente a un equipo compacto y con la confianza necesaria para no sufrir. Probablemente le faltó acumular más tiempo con el cuero para no perderlo con tanta celeridad. Sin embargo, los pupilos de Pedro García apenas inquietaron, salvo un tiro lejano de Meseguer. Hubo nervios, lógicos, pero el triunfo bien mereció la pena ese sufrimiento final. Máxime para respirar en la tabla y saber que la diferencia con el descenso es de 4 puntos, que el Lugo ya está por debajo y que el Oviedo también se mete en el lío, de donde aún sigue el Zaragoza y sus 41 puntos, dos más que una UD Logroñés que ha recuperado la autoestima.
Ficha técnica
Mirandés: Raúl Lizoain; Víctor Gómez, Meseguer, Pablo Martínez, Letic; Javi Muñoz (Ezzarfani, min. 57), Álex López (Moreno, min. 76); Iván Martín, Caballero (Berrocal, min. 46), Jirka (Vivian, min. 46); y Cristo.
UD Logroñés: Santamaría; Medina, Álex Pérez, Bobadilla, Iago López; Paulino (Gorka, min. 79), Andy, Sierra, Iñaki; Olaetxea (Pacheco, min. 79) y Nano Mesa (Roni, min. 73).
Gol: 0-1, min. 65: Olaetxea.
Árbitro: Gorka Sagués Oscoz (Comité Vasco). Amonestó a Iago López (min. 36), Sierra (min. 83) y Bobadilla (min. 94), por la UD Logroñés.
Foto: UD Logroñés