Un estudio advierte de que las cárceles pueden ser ya una “cantera yihadista” por carencias en el control de radicales
La red de investigadores del terrorismo islamista Athena Intelligence advierte, en un estudio, de que distintos fallos en materia de seguridad y control de radicales que sufren las cárceles españolas pueden haber permitido que los centros se hayan convertido ya en “una cantera donde forjar una nueva generación de radicales”, sin que la Administración sea consciente de ello.
En sus conclusiones, el estudio sentencia que “no existe suficiente coordinación” entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y los funcionarios de prisiones. Según recoge, Policía, Guardia Civil y CNI visitan las cárceles por separado, hacen recomendaciones a los funcionarios que varían según el cuerpo policial y el centro visitado, y se llevan información recopilada en el interior de la cárcel. Por ello, Athena Intelligence demanda un sistema de cooperación estructurado que marque “la arquitectura, medios y procedimientos” para garantizar la cooperación en tareas de vigilancia, adquisición y explotación de información.
Estas circunstancias son consecuencia de que no exista “una estrategia global” por parte de Instituciones Penitenciarias para evitar los procesos de radicalización y reclutamiento yihadista en las cárceles, según el grupo de estudios. Al no haberse puesto en marcha ningún programa específico, las medidas que se adoptan “adolecen de improvisación y falta de coherencia”. Los centros, aducen, aplican los programas “genéricos” de la Dirección General según su propio criterio.
En el estudio también se denuncia que el 15 por ciento de los 142 reclusos encarcelados por delitos de terrorismo islamista conviven en módulos con presos comunes, muchos de ellos musulmanes. Esta “mezcolanza”, recuerda, fue la que permitió que se creara en el interior de las cárceles una célula que pretendía volar la Audiencia Nacional y cuyos planes fueron desbaratados por la 'Operación Nova', en la que 14 de la treintena de arrestados lo fueron en el interior de distintas prisiones españolas. “A pesar de aquel episodio, la convivencia en un mismo módulo de yihadistas y delincuentes comunes de origen musulmán se sigue manteniendo, sorprendentemente, a día de hoy”, añade.
“ESCASO CONTROL” A VISITAS Y VOLUNTARIOS
Asimismo, los investigadores denuncian el “escaso control” que se ejerce sobre las personas que visitan a los presos de origen musulmán, entre los que podrían encontrarse personas con “especial autoridad salafista yihadista”. En este sentido, el estudio afirma que se desconoce el número exacto de imanes que visitan las cárceles españolas y recoge la denuncia de un sindicato de prisiones que en julio de 2007 alertó de que más de 40 “ministros religiosos” visitaban a los internos de la cárcel valenciana de Picassent.
El estudio aporta el dato de que alrededor de 5.000 voluntarios pertenecientes a 300 ONG tienen acceso a las cárceles y que, a pesar de que “en la inmensa mayoría de los casos su labor es loable y necesaria”, éstas podrían ser utilizadas por radicales para infiltrarse. La única de estas ONG que reconoce su carácter islámico es la radicada en la mezquita An-Nur de Ceuta, vinculada al movimiento Yama'a al-Tabligh, no yihadista pero que ha sido utilizado por radicales para acercarse a él en busca de nuevos yihadistas, según el estudio.
FALTA DE MEDIOS Y PERSONAL
De igual forma, Instituciones Penitenciarias carece de un sistema informático que permita conocer si la persona que visita a un preso condenado por terrorismo yihadista ha viajado por otras cárceles españolas donde cumplen su pena otros radicales. Igualmente, asegura Athena Intelligence, el control de las comunicaciones externas de los radicales es insuficiente por realizarse de forma aleatoria y, salvo en casos excepcionales, sólo se supervisa el número de teléfono al que llama el preso, pero no el contenido de la conversación.
Además del contenido de las conversaciones que puedan mantener los radicales que visitan a presos musulmanes, el estudio advierte contra la posibilidad de que esos encuentros sirvan para entregar a los reclusos teléfonos móviles, cintas o discos compactos con contenidos radicales, difíciles de detectar por los funcionarios debido a que la legislación vigente impide los cacheos radicales. En cuanto a los envíos de paquetería, los funcionarios vigilan que no contengan armas o drogas, pero se ha dado el caso de que cintas con etiquetas de un curso en español de la UNED contenían discursos grabados en árabe.
La falta de personal es otra de las preocupaciones que muestra el estudio, señalando la existencia de un psicólogo por cada 500 internos y 35 traductores de árabe para algo más de 6.000 internos musulmanes, el 10,4 por ciento del total de reclusos. Además, destaca que los traductores sólo pueden acceder al contenido de las llamadas que se graban sin posibilidad de entrar en el interior de los módulos, por lo que es imposible conocer de qué se habla en patios, salas de ocio o las mezquitas habilitadas. Por ello, propone que funcionarios con conomientos de árabe, “especialmente entrenados”, se dediquen a este tipo de vigilancia.
FINANCIACIÓN
Igualmente, Athena Intelligence denuncia la falta de control sobre el dinero que reciben los internos, ya que cualquier persona, de forma anónima, puede enviar sumas mediante giros o ingresos en ventanilla. Este es el caso de Allekema Lamari -miembro la célula que perpetró el 11-M y que se inmoló en el piso de Leganés-, que envió dinero a internos yihadistas estando ya en busca y captura.
El estudio está firmado por el director de Estudios del sindicato de prisiones Acaip, José Antonio Gutiérrez, y los profesores de la Universidad de Granada Javier Jordan, perteneciente al Departamento de Ciencia Política, y Humberto Trujillo, del área de Psicología Social y Ciencias del Comportamiento, todos ellos miembros de la Red de Investigación Avanzada en Insurgencia y Terrorismo 'Athena Intelligence'.