Aunque podamos pensar que es algo reciente, la Inteligencia Artificial lleva integrada en nuestro día a día desde hace mucho tiempo. A pesar de que sus posibilidades son amplísimas, lo cierto es que, como reconoce el experto de UNIR, Luis de la Fuente Valentín, el poder del ser humano es aún más importante. “El ser humano será quien tenga que alimentar con datos a la máquina, si no no existirá la Inteligencia Artificial”.
“Una máquina sin datos, no funciona” -asevera. Por ello, el docente del Máster Universitario en Análisis y Visualización de Datos Masivos de UNIR explica que el hombre está detrás de todos estos avances.
Como reconoce, también en todo lo que pueda afectar a la predicción de catástrofes como inundaciones, terremotos, volcanes, huracanes... pero: ¿Puede ayudar la Inteligencia Artificial a prevenirlos?.
'PREDICCIÓN' O 'PROBABILIDAD'
En primer lugar, De la Fuente Valentín cree necesario diferenciar entre “predicción” y “probabilidad”. En este sentido, explica a Europa Press, “podemos saber, por ejemplo, que en Japón suele haber más terremotos, en una zona concreta, y que son más probables que en otros lugares del mundo. Por lo tanto, como probabilidad, podríamos decir que ahí tienen más posibilidades de que ocurra pero, por el tipo de fenómeno que es que avisa con muy poco tiempo, escasos segundos, no podemos predecir cuándo y a qué hora se puede producir”.
También ocurre, por ejemplo, “si hablamos de la 'probabilidad' que tenemos de que nos caiga un rayo encima. Se puede calcular, está claro, pero no sabremos cuándo y dónde caerá”.
Ante ello, asegura, la Inteligencia Artificial pretende dar un paso más y llegar a esa predicción “pero de momento se trabaja con estadísticas y datos que nos ayudan a saber esa probabilidad, pero no la predicción exacta”.
Siguiendo con las catástrofes naturales, el también investigador principal del grupo 'Data Driven Science' de UNIR explica que “aunque en terremotos es más difícil” hay otro tipo de fenómenos como “lluvias, tormentas o inundaciones” que son más fáciles de predecir en un momento dado.
“Es cierto que son modelos que ofrecen muchas variantes, posibilidades de desviación y solo son precisos a pocos días vista pero son más fáciles de predecir”.
¿CÓMO ACTÚA LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL?
De esta manera, explica, “la IA actúa como un clasificador, un predictor, y como todo, tiene sus estrategias. Se basa y se nutre de un conjunto de datos históricos previamente etiquetados. Después, se alimenta a la máquina con esos datos y le decimos que intente predecir qué hubiera ocurrido con esos datos y con esa situación”.
Si se equivoca -prosigue- “se corrige con fórmulas hasta alterar a la máquina y que ésta adquiera un valor predictivo capaz de generalizar los resultados”.
“Es igual que el ser humano, nosotros a fuerza de repetir acciones o estímulos los asimilamos, los adquirimos y los generalizamos, pues la IA funciona igual”.
Así, indica, “la IA recibe un conjunto de datos y, a fuerza de revisar los ejemplos, obtiene una clasificación. Siempre tendrá un margen de error porque la información no es perfecta pero irá avanzando”.
EJERCICIO DE MÁRKETING
Por su parte, y aunque parece que ahora “suena con más fuerza” el término de Inteligencia Artificial y que todo está basado en ella, el experto de UNIR cree que este auge se debe a un “ejercicio de márketing” porque lo cierto es que la “IA lleva mucho entre nosotros”. “Parece que este término está asociado a ventas”.
En este punto, el experto detalla que “la IA se define como la capacidad de una máquina para hacer una tarea que está asociada a la mente humana”. Como ejemplo visual, explica, “la multiplicación es una capacidad que cumple perfectamente con esta definición pero, ahora mismo, nadie diría que una calculadora de bolsillo sea Inteligencia Artificial. Sin embargo, hace 50 años sí que podría considerarse IA a una máquina que multiplique”.
“Ahora las máquinas tienen capacidades más potentes y asombrosas. Con los sistemas actuales son capaces de hacernos creer que de verdad piensan, aunque no lo hagan. Somos fáciles de engañar pero, lo cierto, es que siempre estará detrás el ser humano”.
“Sin datos de valor y la investigación del ser humano, no se llegaría a nada. El investigador es fundamental y, si no tenemos su trabajo previo que sea susceptible de generar, la máquina, por si sola, no hará nada”, finaliza.