Las enfermedades psiquiátricas se fraguan en la niñez y la adolescencia

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Así lo puso de manifiesto la doctora Katia Rubiá, del Instituto de Psiquiatría King’s College de Londres en el marco del III Congreso Internacional Multidisciplinar sobre el Trastorno por Déficit de Atención y Trastornos de la Conducta celebrado en Madrid. Las investigaciones llevadas a cabo por el equipo de la doctora Katia Rubiá, mediante técnicas de neuroimagen “vienen a confirmar una teoría presente desde los años 70 que atisbaba la falta de maduración cerebral como origen de esos trastornos”.

De este modo, dice la doctora Rubiá, “sabemos por estudios funcionales y estructurales sobre las principales enfermedades neuropsiquiátricas que podrían tener su origen en la infancia. En el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad hay un retraso en el crecimiento de la corteza cerebral que puede variar de entre tres a cinco años. En el autismo, hemos observado un sobrecrecimiento de la sustancia gris y blanca mientras que en la esquizofrenia se produce un deterioro progresivo de la sustancia gris. Es importante conocer –explica- dichas anomalías biológicas, que nos van a permitir desarrollar soluciones y fármacos adecuados para cada una de ellas.

TÉCNICAS

La Resonancia Magnética y la Tomografía por Emisión de Positrones (PET), son las técnicas más adecuadas para identificar este tipo de trastornos. Sin embargo, por cuestiones éticas, el PET no se usa en niños. Por este motivo, los especialistas en neuroimagen optan por la imagen óptica, una técnica cómoda y poco invasiva (algo muy importante en el caso de los niños) y que ofrece buenos resultados. “Estudiar estas patologías en niños, explica Katia Rubiá, es muy importante, al tratarse de cerebros que aún no han recibido ningún tipo de medicación y que, por tanto, ofrecen múltiples ventajas para los investigadores”.