Cuando llegó a la Unión Deportiva Logroñés cedido desde el Castilla, Sergio Reguilón era el blanco de todas las bromas del vestuario. Hoy, sus compañeros de entonces hablan de él con admiración y profundo respeto. Algunos de ellos, todavía jugadores blanquirrojos, han contado a Marca esos pequeños secretos que ya entonces les hacían ver que su compañero de equipo llegaría lejos.
Reguilón ha pasado de jugar en Segunda B a tocar el Olimpo del fútbol con el Real Madrid. “Se hacía querer, pero en los entrenos nos tocaba las pelotas hasta que ya íbamos a por él”, cuenta César Remón a Marca. El capitán de la UDL recuerda que, ante las continuas bromas de sus compañeros, el madrileño respondía: “Tranquilos chavales, cuando esté en Champions os mandaré entradas a todos”. Ha llegado ese momento.
Sus compañeros riojanos desvelan a Marca cuáles eran sus pinchos preferidos de la calle Laurel y los restaurantes de Logroño que más le gustaban para salir a cenar. Recuerdan además que, cuando se juntaban en una casa para jugar a videojuegos, todos llevaban café o galletas pero el jugador del Madrid ya apuntaba más alto. Cuando tocaba su casa, el menú cambiaba por “jamón bueno, gambas y algo de vino (...) quizá por eso él ahora está en el Madrid y el resto en Segunda B”, recuerdan.
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