Recientemente la bodega Marqués de Murrieta ha conseguido para su colección privada la calificación de museo, que se suma así al Museo Würth y el Museo Dinastía Vivanco. Una colección para conocer la historia del vino en la zona de forma muy didáctica.
El País ha querido conocer de cerca este museo de la mano de su presidente, Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga. La muestra recoge documentos históricos sobre la bodega y sobre su fundador, Luciano Murrieta. Éste nació en Perú a finales del siglo XIX, aunque pertenecía a una importante familia vizcaina. Llegó a España tras la independencia del país andino y aquí participó en la primera Guerra Carlista junto al general Espartero, al que acompañó a su exilio en Londres.
A su regreso, empezó a copiar los métodos franceses de elaboración de vino en los viñedos de la mujer de Espartero en Logroño y fundó su primera bodega en la finca de Ygay. Un legado del que queda constancia en la joya de la Corona: las 70.000 botellas que componen la colección de añadas de Marqués de Murrieta. Por una de ellas se ha llegado a pagar hasta más de 7.000 euros. Fue en una subasta, en la que se adquirió un Marqués de Murrieta de 1877 por 7.813 euros, y de hecho Christie's está preparando otra.
El proyecto del museo, con un coste de cerca de 40 millones de euros, busca reconstruir el original Castillo de Ygay, que ya acoge salones de bienvenida, espacio gastronómico y sala de catas, lo que se ampliará con un pequeño hotel para invitados.
Un museo hecho con mucho mimo, en el que incluso canteranos gallegos han colocado a mano, una a una, las piedras originales de las fachadas. También encontramos una alfombra en la sala de catas tejida en Córdoba y otra en el comedor con el escudo de la de la casa elaborada en la Real Fábrica de Tapices, además de piezas adquiridas en anticuarios de Londres y París.