Con el comienzo de la desescalada, Logroño empezó a plantear soluciones para asegurar la distancia social entre los peatones. La pandemia solo fue el aliciente para aligerar el plan de ganar espacio para el viandante que defendía el Plan de Movilidad Urbana Sostenible desde 2013, cuando fue aprobado por el Ayuntamiento de Logroño. Siete años después, seguía sin ejecutar.
El digital eldiario.es ha repasado todas las actuaciones que se han llevado a cabo de la estrategia 'Logroño Calles Abiertas'. Aunque no siempre se llamó así. “Lo llamábamos el 'plan cajón', como se llama a aquellos planes que se guardan cuidadosamente porque no hay voluntad política de ponerlos en marcha”, cuenta Alfonso Sanz, uno de los urbanistas del equipo de Gea21 que ha trabajado con el ayuntamiento en la estrategia.
Este plan se ha puesto en marcha de manera muy rápida, con intervenciones ligeras y, sobre todo, reversibles: “si proponíamos la medida una semana, a lo mejor veíamos el resultado en la calle a los 10 días”, señala Sanz en la prensa nacional.
Este plan no solo ha llenado de color algunas calles logroñesas. Se ha creado un área pacificada en Madre de Dios y el entorno de la Rafael Azcona ha pasado de estar ocupado por los coches a ser un emplazamiento para actividades culturales al aire libre, como el concierto de la violinista Aitana Rosón o el encuentro de tejedoras. Además de esta intervención, también se han suprimido carriles, se han reforzado la infraestructura para bicicletas o se ha dado prioridad peatonal a algunas calles.
El próximo paso será extender la limitación de velocidad a 30 km/h a toda la ciudad, algo que ya está habilitado por resolución pero que todavía necesita ser aprobado, como explica Jaime Caballero, concejal de Desarrollo Urbano Sostenible de Logroño.
El reportaje también recoge las opiniones de los vecinos, como Rocío Muñoz, de Madre de Dios, a quien le preocupa la rapidez de las actuaciones: “vemos la oportunidad de que se intervenga, pero nos parece preocupante que sean medidas rápidas, puntuales y que con esto, con la urgencia, no veamos que hay un problema estructural de fondo que requiere intervenciones mucho más integradoras y más complejas”.
Mientras por el momento no se conoce cuáles de estas intervenciones se implantarán de manera definitiva, las calles de Logroño se llenan de formas de todos los colores mientras los peatones recuperan las calles.