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En el día de la Libertad de Prensa, los profesionales de La Rioja insisten en que el negacionismo de la violencia de género sólo se rebate con datos

Rioja2

3 de mayo de 2024 13:51 h

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La concentración mensual contra la violencia de género que organiza el Ayuntamiento de Logroño ha contado este viernes con la participación de representantes del periodismo de nuestra región, en una jornada que ha coincidido con la conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa. Así, la concentración ha tenido lugar en la plaza de San Bartolomé, a las puertas de la Casa de los Periodistas, sede de la Asociación de la Prensa de La Rioja y del Colegio de Periodistas. Ha abierto el acto la concejala de Igualdad, Celia Sanz, quien ha subrayado la importancia de “sensibilizar y concienciar” sobre violencia de género con iniciativas como estas concentraciones que involucran a distintos colectivos de la ciudad cada mes.

La presidenta de la Asociación de la Prensa, Ana Castellanos, ha sido la encargada de leer el manifiesto en el que ha aludido a la responsabilidad de este colectivo profesional en un “asunto gravísimo en el que el papel de los medios de comunicación es fundamental debido a su influencia en la percepción pública, la concienciación y la acción”. “Los medios de comunicación tienen la obligación de visibilizar y denunciar la violencia de género para sensibilizar, educar, formar e informar. Y hacerlo siempre posicionándose con la víctima, sin estigmatizarla, y denunciando al agresor”, ha señalado Castellanos.  

Y ha añadido que “esto solo se pude hacer a través de un periodismo responsable, honesto y riguroso, que además pueda influir en la agenda pública para que las administraciones sean conscientes de que continúa siendo muy necesario desarrollar políticas que garanticen seguir avanzando en los derechos de las mujeres, su protección y no se dé un paso atrás en lo ya conseguido”.  

“Una gran responsabilidad que, sin duda, implica conocimiento, porque el negacionismo solo se rebate con datos y evidenciando la realidad, que sigue siendo, no os olvidéis, que nos asesinan solo por el hecho de ser mujer. Y, por lo tanto, esto también implica compromiso”, ha insistido.

Ha instado a los y las profesionales y a los medios de comunicación “a asumir nuestra responsabilidad social con rigor informativo y compromiso. Resulta necesario promover una cultura de respeto y equidad de género en todas las formas de comunicación, desde la información hasta el entretenimiento”.  “Tenemos que ser esenciales garantizando una cobertura precisa y justa con la víctima, dar voz a las mujeres, y promover un cambio, principalmente entre los más jóvenes, para difundir valores como el consentimiento y el respeto mutuo. Hoy hacemos autocrítica, porque queremos desaprender para seguir aprendiendo en el tratamiento de la violencia machista”, ha indicado.  

Y ha manifestado la “renovación de estos compromisos para seguir siendo parte fundamental en la lucha contra este problema estructural. Tanto es así que en la Asociación de la Prensa de La Rioja hay un grupo específico de periodistas denominado LA MIRADA DE LOLA, que está atento a que esta responsabilidad asumida sea una realidad”.  

La presidenta de la Asociación de la Prensa ha querido concluir, en nombre de las periodistas, denunciando “nuestra vulnerabilidad en la defensa de la igualdad”.

En este punto ha dado la palabra a la periodista riojana Olivia García, quien durante casi una década ha sufrido acoso e incluso amenazas de muerte. “Lo cuento sobre todo porque es importante que se sepa que esto nos está pasando. No sólo a mí, somos muchas más. Que la violencia digital también es violencia y que el sistema tiene que contemplarla porque no podemos vivir diez años acosadas y amenazadas por ejercer nuestro trabajo”, ha explicado. “La evolución es lenta pero progresiva e imparable. Y nuestras voces se seguirán alzando aunque haya quien las intente callar”, ha concluido García su intervención.

Ha cerrado el acto el alcalde de Logroño, Conrado Escobar, quien ha destacado que “los derechos humanos se tienen que defender todos los días, se tienen que proteger todos los días y por todas las instancias”.

 “Podemos encontrar espacios donde la igualdad y la libertad sigue siendo una conquista que no acaba de llegar en nuestra sociedad, por eso es importante que este encuentro sirva para interpelarnos a nosotros mismos sobre ese trabajo que aún queda por hacer. Si hablamos de la igualdad, es evidente que hay mucho espacio por trabajar”, ha indicado.

Concentración violencia de género en el Día de la Libertad de Prensa

García: “Ser mujeres y estar expuestas públicamente y además defender al igualdad, tiene un precio”

Las periodistas hemos asumido, por desgracia, que ser mujeres, estar expuestas públicamente y además defender la igualdad, tiene un precio. Algunas lo pagamos especialmente caro. Ejercer nuestro trabajo con responsabilidad, poner el foco en un problema social estructural como es la desigualdad histórica que padecemos las mujeres y que tiene en la violencia de género su más cruda expresión, es para algunas personas motivo suficiente para perseguirnos, acosarnos, insultarnos e incluso amenazarnos de muerte. Intentan así callarnos, sin darse cuenta de que lo que consiguen es dar más razón a nuestra lucha. Hace casi 10 años una de esas personas puso el foco en mí. Sus burlas e insultos se convirtieron en una constante en mi día a día y se hacían más violentos cuando publicaba cualquier tipo de información relacionada con la igualdad entre hombres y mujeres o en defensa del colectivo LGTBI.

Día y noche recibiendo cientos de comentarios que me denigraban públicamente. En el año 2016 intenté poner mi primera denuncia. Y digo intenté porque un agente de policía me hizo entender que lo que me estaba pasando era normal; era lo que me tocaba por ser una periodista con un perfil activo en defensa de la igualdad en mi medio y mis redes sociales. En ese momento pensé que llevaba razón, que ese era el precio que tenía que pagar. Con el tiempo he entendido que estaba muy equivocada y que la formación en los cuerpos y fuerzas de seguridad sigue siendo necesaria. En 2017 puse mi primera denuncia. Afortunadamente ante un agente con una mayor sensibilidad y profesionalidad en su trabajo. Desde entonces han venido muchas más. Y con cada una de ellas, la violencia ha seguido aumentando. Y con ella la culpa. Sobre todo cuando esa violencia se dirige también hacia las personas que más quieres, a tu entorno más cercano. ¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Debo dar un paso atrás? ¿Tengo que dejar de ejercer un periodismo comprometido con la igualdad para proteger a mi familia? Pero la realidad te responde. Las mujeres seguimos enfrentándonos a techos de cristal, a violencias invisibles, a agresiones, nos siguen violando, nos siguen matando.

Y algunas tenemos el privilegio de poder usar nuestra voz y nuestros medios para denunciarlo. Hay que seguir. A lo largo de esta década he recibido miles de mensajes llenos de insultos, atacando mi trabajo, mis ideas e incluso mi físico que han dado paso en estos últimos dos años, tras una primera condena judicial, a miles más con terribles amenazas de muerte. El miedo lleva demasiado tiempo acompañándome. Ha habido épocas en las que ni siquiera podía salir sola de casa y los días de lluvia se convertían en un infierno porque los paraguas y las capuchas me impedían ver la cara de la gente. Años en los que no he firmado ninguna de mis noticias ni he podido nunca dar difusión a ningún acto en el que fuera a participar en el ejercicio de mi profesión por miedo a que pudiera ubicarme. Años en los que cada vez que publicaba cierto tipo de noticias, sabía lo que vendría después. Lo cuento ahora porque por primera vez me siento segura. Aunque todavía queda mucho camino judicial por recorrer. Y mucha ayuda por recibir. Y lo cuento sobre todo porque es importante que se sepa que esto nos está pasando. No sólo a mí, somos muchas más.

Que se entienda que la violencia digital también es violencia y que el sistema tiene que contemplarla porque no podemos vivir diez años acosadas y amenazadas por ejercer nuestro trabajo. Casi 3 de cada 4 mujeres periodistas afirman haber sufrido violencia online en relación con su trabajo según un estudio realizado por la UNESCO con 900 compañeras de 125 países. El 20% de las amenazas se materializan fuera de internet. Las consecuencias son profundas. Muchas de ellas optan por no cubrir ciertos temas y otras acaban abandonando la profesión. Y las periodistas blancas de Europa somos privilegiadas. Inevitable tener un recuerdo a las compañeras de otras razas o las que ejercen el periodismo en en otros lugares del mundo, de forma muy especial ahora en Argentina. Sin llegar a estos límites, cada día hay compañeras que son juzgadas por su cuerpo o por su forma de vestir, por lo que hacen en su vida privada o con quién la comparten, por las preguntas que hacen en una rueda de prensa o una entrevista, porque no saben suficiente o porque saben demasiado.

La ambición y la osadía es un valor a destacar cuando eres hombre pero es motivo de crítica cuando eres mujer. Afortunadamente somos muchas y hemos sabido tejer redes de apoyo , instalar el feminismo en la mayoría de los medios e incluso conseguimos hacer historia cuando en 2018 dimos un paso al frente y vaciamos las redacciones. Muchas lo hicieron antes, resistieron y avanzaron. Ahora nos toca seguir luchando a nosotras por las que vendrán después. Y denunciar por las que no pueden hacerlo. La evolución es lenta pero progresiva e imparable. Y nuestras voces se seguirán alzando aunque haya quien las intente callar.