El mal tiempo no puede con la tradición

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Miles de logroñeses han acudido esta mañana al reparto gratuito del pez, pan y vino en conmemoración de la resistencia de los habitantes de Logroño ante las tropas invasoras francesas en 1521. En una jornada marcada por el mal tiempo y la lluvia, la Cofradía del pez ha repartido 30.000 raciones a los logroñeses que esperaban, un año más, un bocado con sabor a tradición.

En esta ocasión se han necesitado 900 kilos de alevines de trucha, 30.000 panecillos y entre mil y mil quinientos litros de vino (donado por Bodegas Vivanco). Este año contaban como novedad con 500 raciones aptas para celiacos y, además, los cofrades informaban sobre los componentes que podían producir alergia a los comensales.

En la cofradía se temían lo peor durante el montaje de las cocinas y las mesas, y es que a las 7 de la mañana ya estaba lloviendo. “Estábamos preocupados, pero a partir de las diez y cuarto el tiempo se ha estabilizado un poco y la gente ha empezado a llegar en tropel”, explica el Cofrade Mayor, Alejandro Bezares González. Su mayor preocupación era no tener que repetir lo ocurrido hace 25 años, cuando una tormenta obligó a suspender el reparto.

El agua ha estado presente a lo largo de la mañana y la lluvia ha caído de forma intermitente. Los momentos con menos flujo de gente han sido, según los cofrades, el inicio y la media mañana, coincidiendo con intervalos de lluvia.

Bezares asegura que, para los cofrades, el reparto es una emoción que se renueva cada año. “Esto es una cosa un tanto simple, el repartir un pececito, pero te hace recordar las hazañas de los logroñeses y todos los años que he acudido aquí, que ya son 46 formando parte de la cofradía”, ha explicado.

Los cofrades, que han tenido que sacarse el título de manipulador de alimentos, con Lorenzo Cañas al mando de los fogones, han sido los responsables de mantener viva una tradición que se remonta a 1521, cuando Logroño estuvo sitiada por el ejército francés durante tres semanas. Los logroñeses resistieron el asedio alimentándose de ciprínidos que pescaban en el rio Ebro, una especie de carpa, del pan que tenían almacenado y con el vino de sus bodegas.

Los logroñeses se negaron a abrir las puertas de la ciudad y los franceses, bajo el mandato del Rey Francisco I, junto con la ayuda de Enrique II de Navarra cercaron la ciudad durante 19 días. Finalmente, con la amenaza de que el Duque de Nájera, Antonio Manrique de Lara, se acercaba con un ejército de 20.000 hombres, los franceses levantaron el asedio un 11 de junio de 1521. Como celebración de la victoria Logroño realizó el ‘voto de San Bernabe’ y el Rey Carlos I mandó añadir al escudo de la ciudad tres flores de Lis como recuerdo de la victoria.