Son las dos de la madrugada de un domingo cualquiera en la calle Sagasta de Logroño o Marqués de San Nicolás (más conocida como calle Mayor). Centenares de personas disfrutan de la noche logroñesa sin saber que encima de la pista de baile de bares y discotecas hay familias que intentan conciliar el sueño sin éxito. Pero las molestias no acaban ahí: gritos en plena calle a horas intempestivas, botellones a las puertas de los edificios y algún que otro “regalito” dentro de los portales.
El ruido es mucho más que decibelios y eso es lo que animó a los más de 100 vecinos de Logroño a formar la plataforma “Queremos dormir”, famosa, en parte, por los vídeos que han grabado las noches de fin de semana en el Casco Antiguo y que han sido colgados en una famosa página de internet como denuncia.
En el Día Internacional de Concienciación Contra el Ruido, esta plataforma de vecinos del Casco Antiguo se une a la iniciativa de otra Plataforma Estatal contra el ruido que ha enviado documentación en la que exponen sus quejas a la propia Ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa.
Francisco Ruiz, presidente de “Queremos dormir” espera que sirva de algo. Asegura que la problemática del ruido se ignora en España a todos los niveles: desde la Administración Central hasta las Comunidades Autonómas. “Los políticos no se ponen las pilas para atajar el problema del ruido, ruido de todo tipo: vehículos, obras, gente...”
La normativa europea establece un tope de decibelios a partir de las 22 horas que se fija en 55 decibelios aunque se da un margen de 5, por lo que se eleva a 60. Eso en la calle, en casa el límite es de 30. Una conversación telefónica normal alcanza los 20 decibelios.
Pero esto parece que nadie lo cumple. “Logroño es una ciudad ruidosa. Los riojanos, por nuestro carácter y nuestro tipo de ocio centrado en el vino, somos ruidosos” asegura Franciso, “con dos copitas de más la gente tiende a gritar”.
Es un problema de concienciación social e individual. Según este vecino de Logroño, las personas que están tranquilamente tomando algo en una terraza no se dan cuenta que su conversación unida a las de otros, puede provocar un murmullo que se convierte en un eco muy molesto. “Tenemos que tener puertas y ventanas cerradas. En cuestión de ruidos hacen falta políticas mas restrictivas y que los vecinos sean más conscientes de no generar molestias”.
Y PARA COLMO... LAS DESPEDIDAS DE SOLTERO DE LA CALLE LAUREL
Francisco Ruiz mantuvo una reunión con el consejero de Administraciones Públicas del Gobierno de La Rioja, Conrado Escobar, para hablar de este tema. “Ese es nuestro caballo de batalla: que se haga cumplir la normativa”. Por un lado ya se está cumpliendo. Los bares de las zonas del Casco Antiguo se ha adaptado a la normativa y procuran cerrar las puertas de sus locales e insonorizarlos. Pero es difícil controlar a la gente que circula por la calle. “Nadie cumple la normativa: ni el propio presidente del Gobierno, ni el delegado del Gobierno, ni el Ayuntamiento”.
Y para colmo, los vecinos del Casco Antiguo tienen que lidiar con otro enemigo que viene a incrementar el ruido en la zona: las despedidas de soltero y soltera que se han puesto de moda en la ciudad de Logroño y que se han incrementado con la primavera, fecha tradicional para la celebración de bodas. La plataforma ha expresado su malestar al propio responsable municipal. “Varea (Ángel Varea, concejal de Casco Antiguo del Ayuntamiento de Logroño) no hace nada. Es un tema que lo tienen muy dejado” dice Franciso. El ruido se ceba especialmente en la zona del Casco Antiguo de la ciudad. Es una zona con calles estrechas en las que el ruido sube en forma de eco provocando que en los pisos altos de los edificios se escuche mucho más ruido en los primeros pisos.
Como asegura Francisco, esta situación ha llevado a algunos vecinos del Casco Antiguo ha abandonar sus pisos e incluso varias personas están en tratamiento médico al no poder dormir por culpa del ruido.
Una situación que cada año no se cansan de reivindicar estos vecinos y los de otros barrios de Logroño a la espera que el sentido común y el respeto invada a los individuos que conforman una sociedad y a los responsables de procurar que se cumpla el derecho de todos a dormir.