La concatedral de La Redonda acoge estos días varias charlas sobre la misericordia, enmarcadas en la celebración de la Cuaresma, y que contarán con los obispos de Barcelona, Ciudad Rodrigo y Santander. Este último, Manuel Sánchez, es el encargado de impartir las charlas esta semana.
Cuando convocó este año, el papa Francisco dijo que “era conveniente poner la misericordia en el centro”, pero, en una intervención posterior, dijo que “no sólo era conveniente sino necesario”, ha detallado Sánchez, para quien “la humanidad está muy herida y necesita curación”.
“La Iglesia tiene que ser como un hospital de campaña que acoge a todos, a veces no ofreciendo una curación completa, pero al menos sí de lo más urgente”, asegura el obispo, quien afirma que “cuando un herido está echando sangre, lo primero hay que cortar esa sangre”.
¿Están los cristianos siendo misericordiosos con colectivos que lo necesitan, como los que huyen de los horrores de la guerra? La respuesta de Sánchez es tajante: “Europa les niega las puertas, o les deja pasar a cuentagotas. Es una lacra para los cristianos no ser hospitalarios y no tener las puertas abiertas para quienes necesitan nuestra ayuda”.
Y especialmente ahora, en tiempos de Cuaresma antes de la Semana Santa, Sánchez apuesta por reflexionar sobre esto. “El tema de la misericordia ha sido, desgraciadamente, un tema secundario en la Iglesia, en la vida cristiana y en la convivencia humana”.
“A veces la gente piensa que la misericordia es un sentimiento o una virtud de los débiles, de los que no se atreven a afrontar la vida, pero es un elemento capital en el ser humano. Nos cuesta mucho perdonar, pero viendo cómo perdona Dios tenemos un modelo que nos estimula a superarnos”.