La jornada transcurría plácida en el Parque de La Grajera, cuando se produjo la novedad. Un grupo numeroso de cisnes, prole incluida, decidió abandonar el lago para acampar temporalmente junto a la terraza de la Cabaña de Juarvi, un establecimiento de restauración localizado a escasos metros de la orilla. La visita, lejos de causar sobresalto alguno, se convirtió en el entretenimiento de la jornada y hizo las delicias de los más pequeños. Y también de los más mayores.