La candidata popular a la Alcaldía de Logroño, Concepción Gamarra, ha afirmado hoy que “se cierra una etapa de tristeza y resignación para la ciudad” y ha prometido trabajar con “cercanía y humildad” para todos los logroñeses.
El PP ha obtenido 17 concejales en el Ayuntamiento de Logroño, por lo que Gamarra gobernará con una más que amplia mayoría absoluta, ya que el PSOE solo ha logrado diez ediles y el PR ha perdido los dos que tenía.
En declaraciones a los medios de comunicación, antes de viajar a Madrid para participar en el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular, se ha mostrado “emocionada y muy ilusionada”.
Gamarra, que será la primera alcaldesa en la historia de la ciudad, ha agradecido la confianza depositada por los logroñeses en su proyecto, para el que ha trabajado “mucho y muy duro” en su etapa en la oposición.
“Al final se recoge lo que se siembra, todo el partido se ha dedicado a este proyecto, desde las bases hasta los concejales”, ha dicho, por lo que ya confiaban en contar con buenos resultados.
Al apoyo mostrado por los electores se ha sumado el rechazo a “otras formas de hacer política”, en alusión al bipartito PSOE-PR que ha gobernado esta legislatura.
La proliferación de candidaturas, con once partidos que concurrían a las municipales, también ha beneficiado al PP, que con 1.069 votos más que los obtenidos en las elecciones de 2007 ha conseguido cuatro concejales más.
Sin embargo, Gamarra ha insistido en que ha sido “la confianza que genera el PP la que le ha dado esta mayoría histórica”.
Ha resaltado que se abre “una nueva etapa de colaboración con el Gobierno de La Rioja”, que ha confiado en que pronto se complete con la llegada de Mariano Rajoy al Gobierno central.
“En cuanto el Partido Popular esté al frente de las tres administraciones habrá un escenario diferente, por lo que se logrará una mayor confianza en la inversión y una generación de riqueza”, ha asegurado.
Entre sus primeras medidas al frente del Consistorio ha destacado la reducción del gasto municipal, tras cuatro años en los que se ha “dilapidado” el dinero público.