La Semana Santa 2022 ya está en marcha. La periodista Conchi Aquesolo ha sido la encargada de pronunciar este jueves el pregón de la Semana Santa logroñesa en la iglesia de Santiago.
En un acto presentado por el también periodista Fran Echevarría, Aquesolo ha subrayado que se presentaba en este acto “sin más mérito que lo que soy... Una cristiana más sin otro ánimo que reflexionar sobre el hecho que nos reúne en este entrañable templo de Santiago”.
“¿Por qué soy cristiana? ¿Por qué décadas después de que otros tomarán esa decisión por mí sigo siendo fiel a mis creencias en un mundo cada más más escéptico y humanista?”, ha planteado Aquesolo.
Y ha respondido que “las prisas, la rutina, la tradición o la comodidad hacen que en nuestro día a día no nos planteemos estas cuestiones. Y al fin de cuentas, ese es el sentido de la Cuaresma”.
“Cuando llegaba la Semana Santa, la fecha más señalada en el calendario para los cristianos, seguíamos en familia los ritos, liturgias y procesiones... Y ahora que lo recuerdo desde la distancia envidio aquella inocencia de desconocer que sería un reflejo de mi propia vida. De nuestras vidas. Jesús, al fin y al cabo, fue un hombre como nosotros, con una e importante salvedad. Seguro que si a cualquier de nosotros nos preguntan si estamos dispuestos a dar la vida por quienes queremos no vacilamos en nuestra respuesta: sí... Pero dar la vida por un desconocido... creo que tampoco lo dudaríamos...”, ha apuntado.
Para Aquesolo, “tanto si eres cristiano como si no lo eres, sabes que no hay nada más incondicional ni irracional que el amor. Porque no responde a lógicas ni planteamientos científicos. Es un sentimiento que antepone a los demás por encima de uno mismo”.
“Por eso cuando las procesiones, pasos y tallas recorren nuestras calles, despiertan admiración por su belleza, su armonía, su indudable patrimonio artístico y su incalculable valor económico. En el caso de Logroño esas imágenes llevan una importante carga emocional porque son las mismas que hemos visto desde niños y las sentimos como nuestras”, ha detallado.
Y ha añadido que “cuando los cristianos las contemplamos, lo que vemos es amor. Nos sentimos reflejados en esos rostros, en esas cruces, espinas y clavos, porque al fin y al cabo, nuestras propias existencias no son sino una continua Pasión, Muerte y Resurrección. Y precisamente si estas imágenes tienen aún más valor es porque nos recuerdan el sufrimiento de ese Dios que paso por todo ello siendo uno de nosotros”.
“Pongámonos ahora en el lugar de Jesús.... Aclamado por las multitudes, adulado pero consciente de que esos mismos que lo proclaman y engrandecen, más tarde se convertirán en sus verdugos. Nos gusta sentirnos así, importantes, imprescindibles... Ser los primeros es sinónimo de triunfo, incluso a veces a costa de otros... Jesús nos da la clave. ”El que quiera ser el primero que se haga servidor de todos“.... Eso no supone renunciar a la felicidad... Al contrario... Todos conocemos ejemplos de personas que han dedicado su vida al servicio de los demás y sus rostros son la viva imagen de la paz, la calma y la plenitud... ¿Significa eso que tengamos que renunciar a todo en el sentido más literal? Es evidente que no”, ha manifestado Aquesolo, tras repasar algunos de sus recuerdos de Semana Santa, como la participación en la procesión de La Borriquita en Domingo de Ramos.
“La Cuaresma es una invitación a buscar modos concretos de servir en la medida de nuestras posibilidades. Porque servir es dar lo mejor de nosotros mismos a los demás y si lo pensamos fríamente... es tan fácil”, ha apuntado.
“¿Por qué crees en Dios si no puedes verlo? Es difícil explicarle a un niño que lo sentimos con nosotros cada vez que comulgamos... A todos nos gustaría proteger a quienes queremos del dolor y el sufrimiento; estar con ellos siempre... Y eso es lo que Jesús hizo precisamente a través de la eucaristía”, ha indicado.
Y ha subrayado que “es consciente de nuestras debilidades y sabe que nos sentiríamos solos y desorientados sin su presencia... Y lo sabe porque él mismo tuvo ese momento de flaqueza. Lo vemos en el paso de la Oración de Jesús en el Huerto. Su expresión es de súplica, de una infinita tristeza, es el rostro de un hombre”.
“Cuántas veces hemos rogado que ese cáliz se aparte... ante la enfermedad, el dolor, la guerra, ¿Acaso podemos responsabilizar a Dios de la pandemia, la invasión de Ucrania, la hambruna en África, y tantas y tantas desgracias que se han sucedido a lo largo de la historia? Es el discurso del que no cree: ¿por qué vuestro Dios permite todo ésto? Cuando la pregunta es ¿Por qué lo permite el hombre? Pueden parecer causas que nos trascienden.... Pero está en nuestras manos cambiar las cosas empezando por nuestros entornos más cercanos”, ha insistido la periodista riojana.
Tras proseguir su recorrido por los actos de la próxima semana, ha cuestionado: “¿Por qué nos cuesta reconocer este vínculo casi místico? Seguro que hemos escuchado alguna vez bromas y risas sobre las lágrimas de los cofrades cuando el tiempo (crucemos los dedos), obliga a cancelar los actos. Lo vemos en este mismo paso de La Flagelación. Los golpes, las burlas de los soldados. Desde los primeros cristianos, es incalculable el número de personas que han perdido y siguen perdiendo la vida por difundir la palabra de Dios por el mundo”.
“Por eso es casi, casi una ofensa decir que para nosotros no es fácil en estos tiempos... Se impone lo racional, lo científico, lo que podemos ver, tocar y demostrar... Dios como ente todopoderoso y omnipresente es motivo de burla. No es de personas modernas y avanzadas. Incluso se atribuye a la ignorancia, o al consuelo para quienes esperan disfrutar en el más allá la vida que no han podido tener en ésta... Ser cristiano no significa estar de acuerdo en todo lo relacionado con la iglesia… Yo misma discrepo en algunas cuestiones… Pero al final todo se reduce a algo muy sencillo… Crees o no crees… No hay más”, ha señalado.
Si hay un paso entrañable y querido por los logroñeses, ha recalcado, ese es el Santo Cristo de Sepulcro. “Toda una joya. Su valiosa y lujosa urna del siglo XVII no puede eclipsar la crudeza de ese hecho conmovedor: Cristo yace, muerto ante nuestros ojos con un realismo estremecedor y apela directamente a nuestros corazones. Nadie sabe por qué el fervor por esta imagen ha ido creciendo en los últimos años... Y basta con acercarse hasta la con-catedral de La Redonda cada Miércoles Santo a las 12 del mediodía para comprobarlo”.
“Dios nunca nos deja sólos... Cojamos pues el testigo y demos testimonio de nuestra fe en esta Semana Santa acompañando a nuestros pasos, por todos y cada uno de los rincones de nuestra ciudad.”, ha concluido Aquesolo.