La Villanueva desde dentro

Rodríguez Paterna, Avenida de Navarra y las siete calles. Algunos lo conocen como la Judería, otros como la Villanueva y los más, como la zona más deprimida de Logroño en pleno centro de la ciudad. La pasada semana el Ayuntamiento planteaba un nuevo proyecto de rehabilitación para este histórico barrio que resumía en 21 actuaciones, 10 millones de euros de presupuesto, una posible ayuda europea de 1,9 millones y una reconversión en el 'Barrio de la Creatividad'.

Y mientras el pleno aprobaba el proyecto, la vida seguía en el barrio. Seguía el tránsito a un centro de salud que se ha quedado viejo y pequeño, a una Cocina Económica que recibe cada día a los más necesitados de la ciudad, frente a un colegio San Bernabé que lleva demasiado tiempo cerrado. Desde dentro, el barrio no confía ya en grandes lavados de cara.

El Ayuntamiento habla de más de 500 vecinos en la actualidad. Ellos dicen que son muchos menos y, a la mayoría de ellos, les importa más el estado de sus tuberías que el prometido wifi para todo el barrio y las viviendas unifamiliares que aspiran a acoger a artesanos y artistas para reconvertir la zona en una especie de Born a la logroñesa.

Todos coinciden en que la intervención es más vital que necesaria pero se preguntan también cómo afectará todo eso a su continuidad en el barrio. “Claro que nos hace mucha falta que hagan cosas de una vez en estas calles pero, ¿qué va a pasar con nosotros? Nadie nos ha explicado qué haran con nuestras viviendas ni si podremos pagarlas en caso de que hagan algo”, dice un vecino a las puertas del centro de salud.

Un usuario de la Cocina Económica cree que detrás de la reforma del barrio se puede esconder también “una limpieza de la gente que lo habita”. Cuenta que lleva siete años transitando a diario la calle Rodríguez Paterna “y esto cada vez está peor, mucho peor”.

“Un desastre, una pena, un abandono en pleno centro”

También incide en este deterioro Javier Gracia, gran maestre de la Cofradía del Vino, cuya sede se encuentra en el número 1 de la calle del Horno. “El barrio está desastroso, cuando llegamos aquí hace 25 años estaba mucho mejor pero lo han ido dejando morir”, señala, “cuando viene gente de fuera, yo los traigo siempre por avenida Navarra porque me da vergüenza que atraviesen el barrio”.

Define la Villanueva como “un galimatías de plazoletas y solares vacíos con coches aparcado por todas partes, una auténtica pena de abandono en pleno centro de Logroño” y muestra una confianza con reservas en el nuevo proyecto porque “hemos hecho numerosas quejas al Ayuntamiento y nunca se ha hecho nada, tiraron una farola al hacer obras en un edificio hace tres meses, avisamos y todavía no la han repuesto”.

“Hablan de brecha digital y tejados verdes pero algunos vecinos no tienen ni luz”

Las propuestas del nuevo proyecto suenan demasiado ambiciosas en un barrio que se conformaría con ser como cualquier otro. Federico Soldevilla, de Amigos de La Rioja, cree que no se ha contado con los vecinos a la hora de priorizar las necesidades en el proyecto de rehabilitación. “Tratan a los vecinos como números y no ven sus realidades, les están hablando de brecha digital y de tejados vegetales y algunos no tienen ni luz en sus casas”, explica, “a la gente del barrio no le preocupa la wifi sino sus subsistencia, sus tuberías...”

En opinión de Soldevilla, habría que plantearse si se quiere que los vecinos se queden o se vayan del barrio y considera que habría que informarles mejor, “que pongan al menos carteles por el barrio para convocarles a una reunión o un pleno en el que se va a hablar del tema, porque si no estás en una asociación de vecinos, no te enteras de nada, y no estamos obligados a asociarnos”.

Cree que se debería haber actuado antes en los edificios para no dar lugar a declarar en ruina un inmueble con gente viviendo dentro. “Una persona no se pone primero los tacones y luego se arregla los juanetes, hay que empezar la estructura desde dentro, no hacer grandes proyectos sin preocuparse por el contenido”, señala.

“La Villanueva ha quedado como algo residual”

Otro vecino que cruza la minúscula calle del Ochavo apunta que cada vez son menos los que quedan viviendo en el barrio. “Todo está lleno de solares vacíos y en mal estado que albergan muchas veces a personas haciendo cosas que no son muy deseables para ningún vecino”, cuenta. Una mujer se une a la conversación y añade: “lo que tienen que hacer es pensar en los que vivimos aquí, que nos pregunten de una vez lo que nos hace falta”.

Pasa un trabajador municipal de la limpieza y se suma a las mismas opiniones que hemos ido recogiendo en el barrio. “Buena falta hace una intervención en esta zona porque aquí encontramos prácticamente de todo”, afirma, “esta zona ha quedado como algo residual y eso tiene que cambiar, pero que mantengan la estructura histórica del barrio, que es lo mejor que tiene”.