Logroño protagoniza estos días un singular viaje en el tiempo. La ciudad, con motivo de las fiestas de San Bernabé, parece haberse zambullido en su pasado renacentista. Todo gira en torno al año 1521. Resulta que los ejércitos de Francisco I de Francia, encaprichado con la conquista de España, avanzan hacia Logroño al mando del general Asparrot. Lo que no saben es que los logroñeses, comandados por el comendador Vélez de Guevara, no están dispuestos a poner las cosas fáciles.
Así las cosas, Logroño se ha llenado de campamentos militares, mercaderes, música y mucho, mucho movimiento. Todo comenzó el jueves, a las puertas de las Murallas del Revellín, con el pregón de San Bernabé, protagonizado por los niños de las ludotecas municipales y los voluntarios de Logroño. Y se confirmó pocas horas después en la Iglesia de Santiago con la recreación del Concejo Abierto de la Ciudad de Logroño, en el que los logroñeses decidieron plantar cara al invasor. Desde entonces, la ciudad se ha convertido en continuo vaivén de comparsas, bailes y degustaciones.
Las milicias logroñesas se han instalado en el aparcamiento de Barriocepo y la Plaza del Parlamento en tanto que las francesas están localizadas en el Parque del Ebro. Entre tanto buena parte del casco antiguo de la ciudad se ha convertido en un monumental mercado. Los puestos salpican las calles Barriocepo, Excuevas, Cofradía del Pez y La Merced así como las plazas del Mercado, la Oca y Santiago. Entre todo este ajetreo, las propuestas festivas son multitud. A todas horas y para todos los gustos. Así que... ¡felices fiestas de San Bernabé!