Pasear por Avenida de La Rioja, junto a El Espolón, ya no será lo mismo en unos meses, cuando uno de los comercios más históricos de Logroño cierre sus puertas. Tras 68 años vendiendo alianzas, anillos o gargantillas, Joyería Álvarez baja la persiana.
Ahora mismo están en liquidación del 50% y la idea es mantener esta fase durante un tiempo, aunque con la Navidad como fecha límite para cerrar el negocio.
Su propietario, Jorge Gil Álvarez, continuará entonces con la web y un teléfono atendiendo a los clientes de toda la vida, dedicado sobre todo a los productos clásicos, que “no pasan nunca y perduran”.
Gil es la cuarta generación de una familia de joyeros que acaba aquí su etapa comercial. Como detalla, “las ventas han bajado, no solo en su negocio sino también en el mundo de la joyería en general”, lo que le ha llevado a decidir cerrar y alquilar su local, aunque no especifica a qué negocio. Habrá que esperar para saber quién ocupa su puesto.