'Sin sentimiento no tiene sentido estar en una cofradía'

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Tres historias diferentes con un mismo origen: el profundo sentimiento cristiano. Jesús Reinares, José Manuel Pinillos y Juan Antonio Cantabrana desempeñan un significativo papel como Hermano Mayor en tres destacadas cofradías logroñesas: la Flagelación de Jesús, Entrada de Jesús en Jerusalén y las Siete Palabras y del Silencio, respectivamente. En líneas generales, se muestran animados con el comienzo de la Semana Santa; afirman tener todo preparado y tan sólo muestran una especial preocupación por un aspecto, el tiempo. No en vano, el pasado año la lluvia hizo que se suspendiera la procesión del Domingo de Ramos y que la del Viernes Santo quedara deslucida desde mitad de recorrido por la impresionante tromba de agua que cayó.

Jesús Reinares es un Hermano Mayor joven. Tiene 34 años y lleva veinticinco en la Cofradía de la Flagelación de Jesús, los dos últimos ocupando la máxima responsabilidad. Constituye la cuarta generación en su familia en esta cofradía perteneciente a la Iglesia de Santa Teresita del Niño Jesús. Su abuelo, José Gómez Bodalo, formó parte del grupo fundador en 1966, y su padre, José Luis Reinares Pascual, ocupó el puesto de Vicehermano Mayor. “La continuidad está asegurada”, afirma con ilusión Reinares, “dado que mis sobrinos ya forman parte de la cofradía”.

Martes Santo es el principal día para los miembros de la Flagelación de Jesús. Su procesión recorre las calles adyacentes a la parroquia y se detiene frente al domicilio de cofrades y familiares cercanos fallecidos en el último año. “Es por ello que cada año el recorrido suele ser diferente”, insiste Reinares. Son en total casi 300 miembros, representativos de todas las edades, aunque sólo la mitad participa en la procesión.

VETERANÍA

José Manuel Pinillos es Hermano Mayor de la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, además de presidente de la Hermandad de Cofradías de la Pasión de Logroño. Es un veterano en estas vicisitudes, pues lleva casi treinta años ligado a esa cofradía. A mediodía del Domingo de Ramos saldrá en la procesión que inaugura la Semana Santa en Logroño, la de La Borriquita, como se la denomina popularmente. No se muestra nervioso en absoluto. “Siempre piensas en la imagen que llevas encima”, declara.

Pinillos afirma con rotundidad que el único requisito para pertenecer a una cofradía es tener un profundo sentimiento cristiano. “Sin sentimiento no tiene sentido estar en una cofradía”. “Es un sentimiento interior muy intenso y, probablemente, difícil de explicar. Es una forma de buscar a Dios”.

SAN JOSÉ DE CALASANZ

La Cofradía de las Siete Palabras y del Silencio celebra esta Semana Santa el 450 aniversario de San José de Calasanz, fundador de las Escuelas Pías, a la que permanece vinculada esta cofradía. José Antonio Cantabrana, el Hermano Mayor, confirma que la gente está especialmente motivada. “Tienen el ánimo a tope y con una predisposición magnífica a que todo salga bien”.

Las Siete Palabras y del Silencio es una de las cofradías más numerosas de Logroño, 482 miembros en total y, al igual que las dos anteriores, han experimentado un aumento de los cofrades en 2007 y 2008. Cantabrana manifiesta sentirse un auténtico privilegiado por colaborar como Hermano Mayor en esta cofradía desde 1996. “Es un servicio que haces a los demás y me siento, como tal, una persona privilegiada. Me conformo con lo que tengo y, a cambio, doy todo mi tiempo y mi esfuerzo”, explica.

En Jueves Santo se producirá de nuevo uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa en Logroño. Durante la procesión del Cristo Yacente, de esta cofradía, se procede al indulto de un preso de la cárcel de Logroño. En esta ocasión, el indultado será M. B. B., de 30 años y transportista de profesión, que cumplía una pena de nueve años por un delito de tráfico de drogas.

PASOS

Jesús Reinares insiste en que el ejercicio que hacen durante Semana Santa “es una muestra de nuestra fe” y “una catequesis para el público”. Cerca de cuarenta personas transportan el paso del momento que recuerda los azotes que recibió Jesucristo poco antes de ser conducido a la cruz. “Vamos dieciocho en cada una de las dos varas del paso y otras cinco personas permanecen de reserva para sustituir a los costaleros en cualquier momento”, explica. En total, cada uno de ellos soporta aproximadamente 70 kilos durante las dos horas que dura la procesión.