Los bomberos lograron ayer avanzar en la lucha contra dos incendios forestales que amenazan por tercer día consecutivo a varios barrios de las afueras de Los Angeles, mientras amainan los cálidos vientos del desierto que avivaban las llamas.
El más feroz de dos incendios forestales en el borde norte del Valle de San Fenando duplicó su extensión a casi 4.050 hectáreas, mientras los vientos de Santa Ana soplaban con fuerza por los cañones y colinas llenas de vegetación seca.
Los helicópteros lanzaron agua sobre las llamas más próximas a las zonas de viviendas y a mediodía del día de ayer los bomberos lograron alejar el incendio de las zonas pobladas, con la ayuda de los vientos menguantes.
Un recrudecimiento de las llamas amenazó brevemente un vecindario, pero una rápida maniobra de equipos de tierra y helicópteros consiguió controlar las llamas.
Sin embargo, al menos 19 edificios han sido destruidos, cerca de 3.000 personas fueron evacuadas de cientos de hogares, y las autoridades han instado a los residentes a permanecer en estado de alerta. “Este es el primer evento de Santa Ana del año, y aún no salimos del problema. Aún queda mucho con lo que lidiar en esta temporada de incendios”, dijo el segundo al mando del cuerpo de bomberos del estado, Stan Lake.
Un incendio separado, que arrasó 2.025 hectáreas varios kilómetros al este, fue contenido en un 70 por ciento ayer por la mañana, y la mayoría de los 1.800 residentes que se vieron obligados a abandonar sus hogares el pasado fin de semana, han recibido el permiso para regresar.
“Estoy muy, muy orgulloso de los bomberos, porque ayer cuando hablamos (...) parecía muy mala (la situación)”, aseguró a periodistas el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger.