El próximo lunes comienza la campaña de vacunación contra la gripe. Y el sindicato de Enfermería de La Rioja, SATSE, recuerda que según lo establecido en el denominado Real Decreto 954/2015 de 23 de octubre de 2015 de ‘Prescripción Enfermera’, los profesionales de enfermería no están autorizados a su administración si previamente no ha sido prescrita por el médico correspondiente.
Por tanto, y estando plenamente en vigor el RD, el sindicato entiende que la administración de la vacuna de la gripe no deberá realizarse si previamente no existe una prescripción del médico y una determinación del protocolo a seguir. De lo contrario, el profesional enfermero estará realizando una actividad que es competencia de otro profesional (según lo establecido en el Real Decreto) o lo que es lo mismo, podría estar cometiendo intrusismo profesional.
Así, SATSE quiere hacer especial hincapié en este término ya que desde la dirección del Área de Salud de La Rioja se está instando a los profesionales de enfermería a poner la vacuna ya que “existe deber inexcusable” de administrarlas al ser la campaña fruto de una decisión de la autoridad sanitaria en materia de salud pública, por riesgo epidemiológico detectado, y “en aras de preservar la salud pública y de las personas más expuestas”. Es por ello, continúa el escrito de la Administración enviado a los profesionales, que en cumplimiento de esa orden “es obvio, suple y hace innecesaria la prescripción facultativa expresa individual”.
Desde la Mesa de la Profesión Enfermera, compuesta por el Consejo General de Enfermería y SATSE, somos conscientes de que la aplicación del RD954/2015 en relación a determinados apartados puede suponer un importante perjuicio para los ciudadanos, los pacientes, y el Sistema Sanitario en su conjunto, achacable únicamente al Gobierno, porque realmente la colaboración tan necesaria entre el médico y los profesionales de enfermería, que venía realizándose sin problemas y con apoyo de todos los colectivos profesionales, ha quedado vetada con este Real Decreto, y por tanto es el profesional prescriptor –en este caso el médico– quien debe asumir dicha responsabilidad.