No hay posibilidad de error, pero las circunstancias acompañan lo mínimo. El Logroñés debe alzarse hoy con el triunfo ante un Palencia decadente y dar así un salto de importancia de cara a la salvación. El triunfo eliminaría a un rival directo o, al menos, lo dejaría lo suficientemente tocado. Además, con la derrota del Valladolid B, los blanquirrojos podrían alejarse aún más del descenso directo si los resultados acompañan.
Pero el Logroñés es un equipo que no vive tranquilo nunca. Por eso, Agustín Abadía ha tenido que conformarse con viajar a Palencia con quince hombres. Las bajas por sanción de José y Machote, unidas a la lesión de Omar y a la necesidad de que Eneko se quedará en reposo, obligan al técnico a contar sólo con quince hombres. La delicada situación del Juvenil, ese Balsamaiso que lucha por no descender de División de Honor, ha obligado a Abadía a no citar a nadie del equipo inferior.
Pese a todo, el Logroñés debe demostrar hoy que su mejoría no es casual y apuntillar a un Palencia en horas muy bajas. La tranquilidad pasa por ganar con los justos. ¿El más difícil todavía?