Los riesgos del embalse de Enciso sobre la mesa
Sismicidad inducida y deslizamientos de ladera en el entorno del vaso. Son algunos de los riesgos que entraña la construcción del embalse de Enciso. El profesor del departamento de Ciencias de la Tierra, área de Petrología, Josep Gispert Aguilar, visita hoy La Rioja, invitado por Ecologistas en Acción, para impartir una charla y entablar un posterior debate sobre el llenado del embalse de Enciso y los riesgos para las poblaciones situadas aguas abajo. La charla se impartirá en Peroblasco.
“Cada 50-60 años se produce un terremoto en la zona”
Estamos en un triángulo, explica el profesor, delimitado por Fitero, Ambasaguas y el norte de Arnedo. Y Enciso, lugar donde se está construyendo el embalse, es una zona sísmica. De hecho apunta que cada cincuenta o sesenta años se produce un terremoto en la zona. “Y si encima colocamos encima un peso importante, en este caso un pantano, aumenta la probabilidad de que se produzca esa sismicidad inducida que llamamos”. Un fenómeno por el cual, aclara, la presión del agua acumulada en un embalse es capaz de generar movimientos en fallas, capaces de producir terremotos. “Y no cabe duda de que el llenado del embalse de Enciso, una vez acabado acentuará esta actividad sísmica”, subrayan desde Ecologistas en Acción.
Pero además de estos sismos, el profesor también alerta de la probabilidad de que se produzcan deslizamientos “ya que las masas de los terrenos, si están inestables y se produce un sismo, tienden a caer”. Según Ecologistas en Acción, “la existencia de deslizamientos en los entornos del embalse denota la poca atención que se presta a los indicios geológicos y que los estudios geológicos previos que se realizan antes de acometer este tipo de proyectos son considerados por las autoridades un mero trámite y no verdaderos informes vinculantes”.
La misma opinión comparte el profesor de la Universidad de Zaragoza quien pone de ejemplo a Estados Unidos. “Un país donde la ciencia está más integrada en la sociedad que en España”. Aquí, lamenta, cuando un científico o experto opina sobre un tema, inmediatamente surgen sospechas e intrigas sobre a quién o quiénes pretenden beneficiar y no se valoran las opiniones en función de que puedan tener un fundamento científico.
Y es que este profesor, junto a otro colega, el calagurritano Antonio Casas, presentaron alegaciones que no fueron estimadas porque “consideraron que no existían tales riesgos”. Aunque para Gispert los sismos y los deslizamientos no son los únicos problemas que puede generar este embalse. “Casi todas las zonas óptimas para construir embalses se acabaron en los años 70”. De hecho, asegura que en la zona se llevan haciendo estudios para realizar distintos embalses que al final no se han llevado a cabo por distintos problemas. Uno de ellos, apunta, la zona del vaso donde se va a recoger el agua. Según el profesor universitario, ahí está la famosa formación de piritas de La Rioja. Un mineral, detalla, que cuando reacciona con el agua, la convierte en un agua muy ácida y con mucho hierro “con lo que los posibles beneficios de la presa para la regulación y el riego también pueden verse afectados”.
“Impera la política de pensar poco las cosas y optar por lo más fácil”
Sin embargo, y a pesar de todo, la construcción del embalse sigue adelante porque según este profesor “en general impera una política de pensar poco las cosas y optar por lo más fácil porque los beneficios que va a reportar la presa se garantizarían con tres o cuatro presas pequeñas con el añadido de que se hubieran minimizado todos estos problemas”. Y es que la sismicidad inducida, prosigue, necesita un mínimo de 15-20 metros de altura para que pueda empezar a efectuarse y con estas tres o cuatro presas el riesgo hubiera sido cero, frente a los 150 metros de altura que tiene la presa que se está construyendo.
Además, y desde el punto de vista económico, la propuesta de este profesor también resultaría más rentable, pero todo esto queda en un segundo plano si por medio hay también intereses inmobiliarios. “Parece ser que también hay proyectada una urbanización cercana, es posible que haya asociado algún interés inmobiliario”, concluye.
Opinión muy distinta es la que ofrece el Ministerio de Obras Públicas quien justifica la construcción de esta infraestrucutra asegurando que garantizará el abastecimiento de agua potable para una población de más 20.000 habitantes de La Rioja Baja, además del suministro de agua para riego de cultivos en una superficie de 5.468 hectáreas.
Otro de los efectos positivos de su construcción es que garantizará el suministro de agua a la industria de la zona y se podrá generar energía para atender a 50.000 vecinos.
Dos posturas, dos puntos de vista que, seguro, generarán un debate tras la charla que hoy imparte el profesor de la Universidad de Zaragoza, Josep Gispert Aguilar.
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