Los vecinos de los edificios aledaños a la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Burgos que se vieron afectados por el atentado terrorista perpetrado por ETA, en el que se produjo la explosión de una furgoneta bomba en la madrugada de hoy, calificaron la situación de “infierno indescriptible”.
La explosión se produjo sobre las 4.00 horas de la madrugada de hoy, cuando la mayoría de los vecinos de la Avenida de Cantabria y calles cercanas se encontraban durmiendo en sus casas. “Fue horrible, como un infierno, el ruido me despertó, no sabíamos que hacer, todo era un caos”, relató una anciana que se encontraba en su domicilio en el momento de la deflagración.
Los vecinos de los inmuebles afectados abandonaron sus casas y bajaron a la calle, desde donde algunos de ellos fueron trasladados a la Residencia de Oficiales de la Policía Nacional, ya que, como explicó un vecino de la zona “había cristales por todas las partes y el humo entraba por las ventanas”. Una situación que también vivió otro ciudadano de la Avenida del Cid, ubicada en la parte trasera de la Casa Cuartel, lugar donde se colocó el artefacto, quien detalló que los cristales cayeron sobre la cama, ya que las ventanas estaban abiertas por el calor.
Cristina, una joven residente en la zona, destacó entre lágrimas lo indescriptible de la situación. “Pensé que era un trueno, me asomé a la ventana y todo eran sirenas, humo y gente corriendo, fue una situación horrible”, aseveró.
En concreto, alrededor de 46 personas sufrieron heridas leves como consecuencia de la explosión y entre ellos se encuentran dos personas embarazadas, que no sufrieron daños graves, y seis niños.
Las 14 plantas de la Casa Cuartel se vieron afectadas por la deflagración, que afectó con más intensidad a los primeros pisos, que quedaron destrozados por completo, y provocó también daños en los edificio aledaños.