El ganadero y agente forestal Santiago Mainar, juzgado por el asesinato del alcalde de la localidad pirenaica de Fago, Miguel Grima, se proclamó inocente de los cargos de asesinato, atentado a la autoridad y tenencia ilícita de armas, que le atribuyeron el Ministerio Fiscal y las acusaciones particular y popular en la vista oral que concluyó hoy en la Audiencia Provincial de Huesca. Mainar dijo que “despotismo” es una manifestación del “fascismo” y reivindicó el derecho a luchar contra este fenómeno. “Yo no he matado a nadie”, proclamó.
Mainar hizo uso del derecho de todo acusado a ser el último en hablar en la vista oral, que quedó vista para sentencia, y realizó un discurso de más de cuatro minutos y medio de duración, sentado, ante el tribunal que le juzga por los hechos ocurridos en la noche del 12 de enero de 2007, fecha en la que Grima murió tras recibir un disparo de una escopeta de postas.
El ganadero y agente forestal hizo una intervención en la que defendió el gobierno de “los mejores” y apoyó el derecho del “pueblo llano” a defenderse de anomalías del poder tales como la tiranía, posiblemente emulando a documentos históricos como la Declaración de Independencia de Filadelfia (1776), texto fundacional de la nación estadounidense inspirada por las ideas ilustradas en las que se recoge el derecho político a derrocar al tirano, uno de los fundamentos de la democracia de aquel país.
Santiago Mainar negó, expresamente, haber matado a Miguel Grima, pero dijo preferir que se le acuse de “dar muerte a un tirano” antes que ser acusado de “ampararlo políticamente, connivirlo judicialmente, silenciarlo mediáticamente y resignarme como ciudadano”, tras lo que pidió perdón a cualquiera que sea “tan abyecto y tan vil que quiera ser esclavo”.
Mainar reconoció como “verdaderas, reales” las “conversaciones” en las que se reconoció como culpable ante la Guardia Civil, en el momento en que fue detenido, aunque añadió que entonces pactó con la Benemérita autoinculparse para que los agentes no molestaran a otros vecinos del municipio. El imputado consideró “intolerable” que en un país como España, que jurídicamente es un Estado social y democrático de Derecho “se permita esa manifestación del fascismo que se llama despotismo”.
El acusado aludió a Su Majestad el Rey, Juan Carlos I, a quien atribuyó unas declaraciones según las cuales “en ocasiones el pueblo llano está por delante de las instituciones y los políticos”, tras lo que defendió la lucha por la libertad y la igualdad. Mainar dijo saber “perfectamente” el precio que tiene “enfrentarse tantos años a la verdad oficial, a lo políticamente correcto” y “defender tantos años los derechos del pez chico”.
Asimismo, precisó que lo ocurrido en Fago “no es anécdota ni traspiés”, aludiendo así a la trascendencia del asesinato y criticó a “un oportunista”, Miguel Grima, que por la inacción del Estado se convirtió en “un ser arrogante y despótico”.
Como ejemplo de ello, Mainar mencionó los numerosos litigios judiciales en que se vio inmerso Grima con “tanta gente buena” del pueblo, lo cual fue interpretado por “la clase política” y “los partidos” como “una ofensa al honor colectivo”, cuando en realidad estas personas deberían haber realizado “el razonamiento contrario” y exigir a Grima que se ubicara “entre los mejores” moralmente, tras lo que consideró preciso excluir del poder “al que deshonra”.