Según un estudio realizado por Isidro Vitoria Miñana, pediatra y miembro del Comité Científico del Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS), los niños deben beber diariamente una cantidad adecuada de agua que oscila entre 0,6 litros en el primer año de vida y los 1,8-2,6 litros en la adolescencia.
De acuerdo con el documento, el agua mineral natural es la bebida no nutritiva que debe acompañar al niño tanto en las comidas como fuera de ellas como una estrategia de hábito de vida saludable que previene el sobrepeso.
El agua mineral natural -añaden- tiene una composición química estable y conocida lo que le permite al pediatra indicar determinadas marcas en función de la concentración de sodio, calcio y flúor, fundamentalmente. No necesita ser hervida para preparar los alimentos infantiles en el primer año de vida, ya que, por definición, es pura en origen, tanto bajo el punto de vista químico como microbiológico. Esta pureza original se mantiene una vez envasada.
A través de esta revisión científica, el Instituto de Investigación Agua y Salud recuerda que el agua y la leche deben seguir siendo las bebidas fundamentales del niño y el adolescente, insistiendo en que el agua mineral natural sea la bebida de referencia en la infancia.
Según Isidro Vitoria Miñana “parece conveniente que las comidas del niño se acompañen con agua mineral natural, dejando para ocasiones muy especiales el consumo de bebidas calóricas, ya que estudios epidemiológicos amplios demuestran que un mayor consumo de agua se asocia con una menor densidad energética de los alimentos”.
Para el Instituto de Investigación Agua y Salud este aspecto reivindicativo del agua mineral para la comida debe extenderse también a la escuela, pues hay interesantes trabajos que demuestran cómo el consumo de más agua en los colegios durante todo un curso escolar se acompañaba de un descenso del 31 % del riesgo de sobrepeso.
Según la revisión realizada por el experto “los motivos por los que el mayor consumo de agua mineral en la escuela puede prevenir el sobrepeso hay que contemplarlo bajo un punto de vista múltiple. En primer lugar, el agua mineral natural no contiene energía y quizás aumente la saciedad si se acompaña de la comida. Por otro lado, cuando se toma agua se está desplazando el consumo de otras bebidas calóricas, situación comprobada tanto en niños de educación secundaria como en niños de 9 a 12 años. En tercer lugar, aunque más discutible, quizás haya una mayor termogénesis inducida por el agua. Y por último, este mayor consumo de agua tendría una respuesta fisiológica renal adecuada”.