Por primera vez en la historia, el número de hambrientos en el mundo supera los mil millones. Se trata de una cifra record que se debe en parte a los bajos niveles de la ayuda internacional, los más bajos de los últimos 20 años, según afirma el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
“En la actualidad hay más personas hambrientas en el mundo que lo que se recuerda”
, aseguran desde el PMA. “En muchos países en vías de desarrollo, los pobres no pueden reunir el dinero necesario para comprar comida”destaca el organismo de Naciones Unidas.
El PMA también ha denunciado la escasez de fondos para el desarrollo que los países ricos están destinando en este período de crisis. Por el momento, el PMA sólo ha conseguido un apoyo financiero de 2.600 millones de dólares para cubrir los 6.700 millones que había presupuestado para 2009. “Las contribuciones recibidas apenas cubren una tercera parte del dinero que se necesita para alimentar a las personas más vulnerables del mundo”, ha lamentado el organismo. Esta falta de fondos se produce “en un momento de gran vulnerabilidad frente el hambre”, han asegurado.
Por su parte, el Grupo de Tareas sobre el desfase en el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015 ha denunciado en su último informe cómo los gobiernos de los países industrializados están fallando en el cumplimiento de sus compromisos financieros para ayudar a las naciones en desarrollo a superar la pobreza extrema y combatir el hambre.
Este grupo ha informado de la existencia de una brecha de 35.000 millones de dólares anuales en la promesa de recursos hecha en 2005 por el Grupo de los Ocho (G-8). De este déficit, 20.000 millones afectan directamente a África.
La crisis económica mundial está afectando claramente a la ayuda al desarrollo. Según la vicesecretaria general de Naciones Unidas, Asha-Rose Migiro, ha señalado que antes del inicio de la crisis, se lograron avances en el fortalecimiento de las alianzas para el desarrollo, pero ahora “necesitamos un nuevo impulso para contrarrestar la amenaza que esta crisis supone para nuestras metas”.
Para la vicesecretaria, la tendencia de los gobiernos a limitar a cuestiones nacionales las preocupaciones en tiempos de crisis es un grave error, ya que el mundo está interconectado y es en los periodos difíciles donde mayor asistencia precisan los más pobres.