Los goles se dejaron sentir en Las Gaunas. Lo hicieron porque Borja Mayoral evidenció que tiene olfato goleador, que dentro del área sabe cómo va eso de ponerla dentro de los tres palos. Marcó tres. Pleno de efectividad. No le hizo falta rematar mucho más. Una demostración de su capacidad, la cual intenta aprovechar el Levante, donde debe curtirse si quiere regresar al Real Madrid. Probablemente, junto al buen hacer y maneras de Carlos Soler, fue lo más destacado del paso de la sub’21 por Logroño -tercera vez que sucede-.
Dinamarca demostró que es un rival con posibilidades, que debe discernir cuál es su propósito, si ir a por el partido o especular. Todo lo contrario que el combinado del riojano Luis de la Fuente, que se hace grande con la pelota y empequeñece si no la tiene. Ya sabe, por lo tanto, en qué debe incidir. Luego están los detalles individuales, la capacidad de liderazgo encarnada en el central Meré, el equilibrio que da Marc Roca, además de las pinceladas de calidad de Fabián. Soler y Oyarzabal dan control, seguridad, además de movilidad, frescura y un cambio de ritmo y de escenario, mientras que Borja Mayoral representa el gol en estado puro.
Y eso que Dinamarca golpeó primero. Lo hizo causando buena impresión. Queriendo la pelota, controlando los tiempos e intimidando, de verdad y con gol, en su primera aproximación. Duelund, viniendo de segunda línea, se anticipó a los defensores españoles para cruzar ante Sivera después de una buena acción por el costado derecho de los daneses. Las Gaunas había pasado de las ganas y el ambiente festivo que rodeó al choque a un silencio sepulcral. No bajó el combinado de De la Fuente su ánimo y comprobó que para darle la vuelta al marcador había que apoderarse del esférico.
Dani Olmo tuvo el empate con un tiro cruzado que desbarató a córner Snorre. Incluso, Núñez, de cabeza a la salida de un córner, rondó las tablas. Hubo que esperar a que Carlos Soler empezara a coger protagonismo, también Fabián y un Oyarzabal,que lo intentaba aunque no tenía la noche. En cuanto España fue haciéndose con el dominio territorial, el cuadro danés fue dando un paso atrás. Como consecuencia, vino el tanto de Borja Mayoral, que no perdonó la asistencia del futbolista del Valencia.
Dinamarca empezó a dudar. Tanto que pasada la media hora el delantero propiedad del Real Madrid, pero cedido en el Levante, se encargó de remontar el gol inicial del jugador del Dynamo de Kiev. El ‘9’ de la sub’21 estaba ahí, llegando en ventaja para rematar otra nueva asistencia. Con el 2-1, se vio a una España más controladora en la que la movilidad de Carlos Soler y Oyarzabal, que partían de los extremos, originaban cosas positivas. El zurdo de la Real Sociedad tuvo su oportunidad de ampliar la ventaja, pero su tiro fue atajado por Snorre.
El bloque entrenado por Niels Frederiksen no estaba cómodo. Todo lo contrario que la Rojita que, pese a un pequeño susto, tras una jugada personal de Skov, completó un primer tiempo de menos a más con el tanto del capitán Meré, al filo del descanso, después de recoger y cruzar el balón tras una falta lateral.
El choque bajó en intensidad, aunque ganó en, durante los primeros minutos del segundo período, en interés. Dinamarca intentaba recuperar el control, pero España no le dejaba. Como consecuencia, instantes de ida y vuelta en la que el cuadro español tuvo fortuna de sentenciar el partido. Transición ofensiva perfectamente guiada por Fabián para asistir a Borja Mayoral, el cual picó ante la salida de Snorre. Con el deber cumplido, el ariete que demostró su instinto goleador en Las Gaunas, el jarrero Luis de la Fuente empezó a mover el banquillo con tres cambios dobles, mientras que Frederiksen hizo cuatro de una tacada.
Como era de esperar, bajaron los decibelios. Los que acababan de entrar tenían que reubicarse y meterse en el ritmo. La sensación era que todo estaba hecho, tanto para unos como para otros. España lo intentó con más ímpetu, quería agradar, aunque con poca profundidad y escasas ocasiones. Dinamarca aún lo intentaría con algo de velocidad y chispa, además de empuje, aunque sin que Sivera tuviera que lucirse. En definitiva, un encuentro que sirvió para que ambas seleccionas se rodaran y para que el fútbol base riojano -hasta hubo un chaval que se llevó la camiseta de un jugador danés- disfrutara de las futuras promesas.