Como cabía esperar, uno de los factores que explican la sequía de nuevos medicamentos es el aumento de controles al que han dado lugar sonados episodios de reacciones adversas que alcanzaron gran relevancia en el ejercicio anterior, aunque los propios golpes de timón a los que ha estado expuesta la FDA también podrían explicar su pérdida de agilidad (Ver El Global, nº , ‘El año del refuerzo financiero para la FDA).
Entre los productos que han superado el proceso el año pasado, los dos que mayores expectativas han suscitado en el mercado son Letairis (ambrisentan DCI, de Gilead), para el tratamiento de la hipertensión arterial pulmonar, e Isentress, para la infección por VIH. Al primero se le asigna una proyección de ventas de 400 millones de dólares en los siete mayores mercados en los próximos cuatro años (según Datamonitor). La estimación para el segundo es de más de 500 millones en sólo dos años, con la posibilidad de que las ventas se eleven a 1.000 millones si el fármaco logra la aprobación como terapia de primera línea.
Entre los medicamentos que se encuentran en últimas fases de desarrollo, los expertos tienen sus ojos puestos en denosumab (de Amgen, para el tratamiento de la osteoporosis y la metástasis ósea, cuyos datos clínicos clave se conocerán en la segunda mitad de este año). En este caso el éxito es crucial después de los problemas con la franquicia de su eritropoietina.
En términos de cuotas de mercado para 2008, Datamonitor espera que la Oncología, la Inmunología y los trastornos inflamatorios, así como las patologías infecciosas, sean las áreas que experimenten mayor crecimiento.
Contraria es la previsión, de desaceleración, para los tradicionales ‘grandes’ de las áreas terapéuticas: Cardiovascular, Gastroenterología y Respiratorio, afectadas por la expiración de patentes clave.
Se predice también un incremento del 25 por ciento para las vacunas respecto a 2007 (de 29.500 a 36.800 millones de dólares), teniendo en cuenta las mayores 50 compañías en los siete grandes mercados.