Como en Yemen, la primavera árabe se ha estancado en Siria. Los tejemanejes de Saleh, por un lado, y de Bashar al Asad por el otro, complican la búsqueda de una salida que no pase por el estallido de una guerra civil. En ambos países, la lucha de fuerzas entre los partidarios de sus presidentes y la oposición ha desembocado en un punto de extrema violencia que atraviesa la violación de los derechos humanos.
Alrededor de mil personas han cruzado en las últimas 24 horas la frontera entre Siria y Turquía huyendo de la represión del régimen que ha dado rienda suelta a a la violencia para aplacar las protestas en las calles de las ciudades del norte del país. Por su parte, el primer ministro turco, Recep Tayyop Erdogan, se ha comprometido a dejar las fronteras abiertas y ha pedido a al Asad que cese la violencia contra los civiles.
El goteo de sirios por la frontera norte es incensante. Este miércoles más de 400 personas entraron en Turquía, a las que habría que sumar otro medio millar que habria huido desde el pasado mes de marzo. Este aumento en apenas un par de días se debe a los tanques que las autoridades sirias han enviado a la ciudad de Jisr el Shugur, donde murieron cerca de un centenar de personas en un duro enfrentamiento este lunes.
Según ACNUR, por datos facilitados por la Media Luna Roja y Turquía, alrededor de 1.600 sirios se alojan en un campamento, el de Yayladagi, cercano a la frontera. El portavos de esta organización, Metin Corabatir, ha declarado que están “muy satisfechos con la actitud de Turquía. ”Lo más importante aquí es mantener las puertas abiertas, dar refugio y seguridad a las personas cuyas vidas están en peligro“.
Por otro lado, la ONU ha pedido que se detenga “el asalto” y ha cifrado en más de 10.000 los detenidos. Igualmente, Navi Pillay, Alta Comisionado de la ONU para derechos humanos, ha pedido a Damasco que permita investigar los hechos ocurridos este lunes en Jisr al Shughur.
Dos mártires de la revolución
Cada día se van conociendo nuevos casos. Este jueves Al Yazira ha publicado un vídeo en que se puede ver el cuerpo sin vida de un joven de 15 años. Las heridas, grabadas por la cadena televisión, muestran que el adolescente sufrió tortura antes de morir. El menor, llamado Thamer Shari, fue arrestado hace mes y medio por participar en una de las manifestaciones que se han venido repetiendo cada viernes en Jeeza y otras ciudades del país.
En las imágenes, sacadas a la luz para denunciar la brutalidad con la que el régimen de Bashar Al Assad está reprimiendo las revueltas que exigen su salida del poder, muestran heridas de bala, la mandíbula rota y heridas en el cuello y en una pierna. El joven, cuya muerte se ha dado a conocer esta semana, era amigo y fue arrestado junto al menor Hamza Jatib, también mutilado.
Desde el mes de abril, los padres de Shari no habían tenido noticias suyas. Fue este miércoles cuando las autoridades enviaron el cadáver a su familia.