La capital de Somalia ha visto como en los últimos días el conflicto entre las fuerzas del gobierno y la milicia Al-Shabab y Hisb-ul-Islam sembraba la ciudad de violencia y obligaba a 204.000 personas a huir de la ciudad. Según afirma la agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), estos últimos desplazamientos, registrados desde el pasado mes de mayo, suponen el mayor éxodo que ha sufrido la región desde la intervención etíope de 2007.
La gravedad del conflicto es tal que barrios como Kaaran, Shibis, Shangaani y Boondheere, situados al norte de Mogadiscio que habían logrado vivir en paz, ajenos al conflicto, ahora son una de las zonas de la ciudad más afectada por los duros enfrentamientos.
Muchas de las personas que han tenido que abandonar sus hogares, han huido al corredor de Afgooye, a unos 30 km al oeste de Mogadiscio, que en la actualidad acoge a más de 400.000 desplazados de conflictos anteriores. Aunque la mayoría de los que han escapado del conflicto que vive la capital somalí, han viajado hacia Bajo y Medio Shabelle, Galgaduud, Bay y Bajo Juba.
El constante número de personas que abandonan Somalia por el caos y la violencia ha hecho que la vecina Kenia haya cerrado oficialmente sus fronteras al verse desbordada por la cantidad de desplazados que acudían a su territorio. Sin embargo, el campo de refugiados de Dadaab, en el norte de este país, sigue recibiendo refugiados. En total, 36.000 somalíes han ido a refugiarse a este campo desde principios de 2009.
El caos en este país es tal, que Médicos Sin Fronteras (MSF) se ha visto obligada a cerrar sus clínicas de la capital. “Durante la última semana, los tres centros de salud y el hospital pediátrico que gestiona MSF en el norte de Mogadiscio han tenido que cerrar sus puertas debido a los combates, y el personal de la organización, al igual que el resto de la población, ha tenido que huir para poner a salvo sus vidas y las de sus familias, algo que no había sucedido en los más de 17 años que MSF lleva trabajando en Mogadiscio”, señala la organización en un comunicado.
“Alrededor de 200.000 personas han tenido que huir durante los dos últimos meses en dirección a Afgooye y Jowhar, todo el mundo está aterrorizado y en los últimos 15 días el número de víctimas mortales y de heridos ha aumentado drásticamente”, señaló desde Nairobi la coordinadora general de MSF en Somalia, Mónica Camacho.
La violencia llega hasta los hospitales, pues los combatientes no dudan en atacar los puntos de ayuda humanitaria. “Algunos de los centros médicos han sido tomados por hombres armados, todos los pacientes que estaban siendo tratados hasta hace dos semanas en las estructuras de MSF han huido o han tenido que ser evacuados”, según el responsable de operaciones de MSF en Somalia, Alfonso Verdú. “Muchos han tenido que interrumpir su tratamiento, lo cual es verdaderamente preocupante, en la zona norte de Mogadiscio ya no queda prácticamente nadie por las calles”, añadió.
Sin embargo, a pesar de estos ataques, MSF ha manifestado que quiere permanecer en este país. “A pesar de todo lo ocurrido, queremos seguir trabajando en el país, las necesidades son inmensas y las principales víctimas del conflicto son los civiles”, señaló Verdú.