Esta próxima noche, Marruecos tendrá una nueva Carta Magna. Mohamed VI firma una reforma constitucional que tendrá que ser refrendada en el mes de julio por los ciudadanos marroquíes. A ello se comprometió el pasado 9 de marzo en un discurso a la nación para calmar los ánimos del Movimiento 20 de febrero. En la Constitución que se presente no se esperan grandes cambios a excepción de que sea el parlamento el que tenga una capacidad de decisión mayor que hasta ahora, en la que de facto todo pasa por las manos y aprobación del Rey.
El proyecto ha sido consultado con partidos políticos y formaciones y para su elaboración ha contado con la asesoría de Abdelatif Menouni, presidente de la Comisión para la modificación y actualización de la Carta Magna. De entrada, el Texto chocará con el principal partido de la oposición, Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), de corte islamista moderado. Respecto al credo religioso, la Constitución que será presentada este viernes reza que el Islam es la religión estatal, pero aprueba la libertad de conciencia, garantizada en uno de sus artículos, algo que no ha gustado a los miembros del PJD.
Consideran que la religión es un tema que no se debe tocar
, puesto que la libertad de culto ya está garantizada en el país y, de manera oficial, el Islam es la religión del Estado, con lo que no se deben tocar “esos principios fundamentales”. Por otro lado, los diputados del PJD han aprovechado para arremeter contra la homosexualidad hecha pública, sobre la que han declarado que “es una marranada” y quienes lo declaran públicamente “unos desviados sexuales”.