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Muay Thai para ayuda a mujeres a plantar cara a sus maltatadores: “Él ya no ve el miedo”

Rioja2

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“Cabeza alta y sonrisa”. Ana tiene claro cómo actuar cuando se encuentra con su exmarido, que la maltrató durante años. No siempre fue así. Ana vivió con miedo durante años, incluso después de separada, hasta que comenzó a entrenar muay thai y todo cambió. “Ahora ya no tengo miedo, he encontrado la seguridad que me faltaba”.

Se trata de una iniciativa del campeón de muay thai, Iván Cordovín, que decidió ofrecer en su gimnasio cursos gratuitos de esta disciplina a todas las mujeres que acrediten con una sentencia firme que han sido víctimas de malos tratos. Ana ya lleva un año entrenando y no lo piensa dejar: “ha sido el mejor año de mi vida”.

Todo comenzó cuando se casó. “Cuando eramos novios, todo era maravilloso y perfecto. Sí que era celoso, pero yo lo normalizaba. Pensaba que era normal que tuviera celos, porque yo era militar y pasaba meses de misión en Afganistán sin volver a casa”. Ana se casó muy joven, con 23 años, y fue ahí cuando empezó el maltrato.

“Intentó separarme de mi familia y de mis amigos, me controlaba el dinero, el móvil y las redes sociales, me acusaba de infidelidades que no existían, tuve un hijo y me decía que era no era madre completa porque fue por cesárea, tuve un juicio y no quería pagar a los abogados... me matrataba física y psicológicamente y yo seguía enamorada como una tonta”.

Sin embargo, Ana comenzó a notarle más frío y decidieron ir a un psicólogo de pareja. “Yo cambié cosas, pero él no cambiaba nada. Para compensar su actitud, me llevó de viaje, pero estábamos todo el día riñendo y llegó a lanzarme una maleta con mi hijo al lado”.

El detonante para separarse tuvo lugar al volver de ese viaje. “Noté que se me caí la cara y se me dormía. No me quiso llevar a Urgencias y tuve que llamar a mi madre a las 3 de la mañana. Era estrés”. A partir de ahí, y con el apoyo de su madre, comenzó a plantearse separarse y se puso en contacto con una abogada.

Ana decidió entonces volver a vivir a Navarrete con sus padres -entonces vivían en Nájera- y empezar una nueva vida separada. Le denunció y tiene varias condenas por maltrato psicológico (no se atrevió a denunciarle por maltrato físico) y varias órdenes de alejamiento, cuyo plazo ha ido acabando. “Con las denuncias y condenas no han parado las amenazas y además nos tenemos que ver mucho por el niño”.

El muay thai cambió su vida

Una situación complicada que dio un giro cuando Ana comenzó a entrenar muay thai.Me avisó un amigo de que ofrecían cursos gratuitos y me animé”. No ha sido un camino fácil: “en mitad del entrenamiento tenía crisis de ansiedad, hay golpes que me recordaban cosas y me bloqueaban”. Su entrenador, Iván, optó por cortar esos pensamientos de raíz echándole una botella de agua fría por encima.

“Él ya no ve el miedo”

“Aquí he creado lazos, no me siento sola, me ha dado fuerza y autoestima y una forma de vida. Incluso mi hijo, de cinco años, está muy involucrado y me dejan llevarlo a entrenar”, relata Ana.

La prueba de fuego fue cuando hace cinco meses intentó entrar en casa de sus padres. “Recordé lo que había aprendido -'cúbrete y marca y una distancia'- y eso me dio mucha seguridad. Pensé: 'este tío no puede conmigo' y conseguí cerrarle la puerta. No me llegó a poner la mano encima, pero estaba muy agresivo y yo me mantuve con la cabeza alta. Te enseñan a marcarle el límite a la otra persona, él ya no ve el miedo”.

Su experiencia ha sido tan enriquecedora que Ana ha decidido comenzar a escribir un libro para contar estas vivencias: “si te pasa algo malo y no puedes ayudar a nadie, son experiencias perdidas. Sentía que eran años malgastados”.