Mujeres al frente de los dispositivos contra incendios: “Con tiempo y dolores de cabeza he aprendido que no hay que demostrar más”

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“Espero que las que vengan detrás no tengan que aguantar caras de sorpresa cuando sus compañeros les vean conducir un camión. Que no tengan que cargar con esos gestos que van minando”. Laura Varea fue conductora de autobombas en La Rioja en un momento en el que era la única mujer en su equipo y solo eran tres mujeres en todo el dispositivo de incendios forestales de la comunidad autónoma.

Estaba opositando para ser bombera cuando surgió la posibilidad de entrar en el operativo de autobombas. En aquel momento, no tenía referentes femeninos “porque para las mujeres solo estaban reservados trabajos de secretaria o relacionados con los cuidados”.

Por ello, se enfrentó a muchos cuestionamientos: “¿Tú vas a poder?, ¿Tú vas a hacer eso? Los ímputs no son positivos, ponen en duda la capacidad de las mujeres para desarrollar este trabajo”. Con el tiempo, “y muchos enfados y dolores de cabeza”, recuerda Laura Varea, “he aprendido que no hay que demostrar más, por qué ellos no tienen que hacerlo si también hay muchos inútiles como en todas las profesiones”.

Con esa sensanción coindicen todas sus compañeras, de todas las edades y provincias, que protagonizan el libro Viaje a las mujeres de fuego, que ha escrito la periodista Franca Velasco. “Todas coinciden en que tenemos que demostrar el doble para conseguir lo mismo y estar justificándose. Son autoexigencias por el modo en el que hemos sido educadas”.

El libro surgió tras un verano devastador de incendios en España. Franca Velasco cubría la información en la que siempre las fuentes del operativo eran hombres. “Me pregunté si no habia mujeres en los operativos de incendios; eran una parte muy desconocida y nunca aparecían en el foco”. Así surgió el reportaje Mujeres de incendio en un mundo de hombres en El Plural, al que siguió el libro.

“Lo primero que me trasmitieron cuando iniciamos los contactos para las entrevistas fue sorpresa por el interés, pues siempre han pasado desaparcibidas. Tenían la sensación de estar saliendo de la sombra en la que estaban”, recuerda la autora. Después iniciaron el proyecto con encuentros y entrevistas en persona: “Según las conocía me generaba mayor perplejidad porque todas son valientes, echadas para delante, no se han parado en todas las dificultades que sí han tenido para trabajar en este oficio”.

Y es que los obstáculos a los que se han enfrentado son mucho. Entre ellos, destacan los que superó Carmen Orellana, “la gran pionera” como la define el libro, que consiguió ser agente forestal cuando incluso las bases de la oposición recogían como requisitos ser hombre y haber cumplido el servicio militar, en 1982 y ya con la Constitución en vigor. “Fue la primera que decidió saltarse barreras, incluso las administrativas”, subraya Franca Velasco.

Años después, siguen enfrentándose a barreras. Aunque señala que en general el trato con el equipo fue bueno, sí recuerda algunos comentarios: “Algún compañero me llegó a decir que las mujeres solo servimos para abrir las piernas” o “me decían que era una tía muy ruda y les tenía que contestar que si fuera dulce no me hubierais dejado estar ahí”, recuerda Laura Varea.

La riojana no ha continuado con su carrera como bombera y se inició en el mundo del cine, como la primera mujer de España maquinista de cine y televisión. “Cuando empecé no sabía que no había chicas, esa ignorancia te da el aplomo para estar en un sitio por derechos propio”. Así, Laura Varea y todas sus compañeras son referentes que han conseguido levantar barreras para que las que vienen detrás lo tengan más fácil.