La ONG Mujeres Solidarias de la Universidad de Málaga ha puesto en marcha un proyecto solidario e integral en Sama, un pequeño pueblo del País Dogón (Malí), que incluye facetas educativas, sanitarias y de comunicación a cambio de que se erradique la práctica de ablación a las niñas.
Con esta iniciativa ya se ha construido una pequeña maternidad, un centro de salud y un pozo. Ambos edificios sanitarios están siendo atendidos por cuatro habitantes de la región, que se han formado durante seis meses. El equipo está compuesto de un enfermera, una matrona, un técnico de farmacia y otro de vacunaciones, según informó Maria Vicente Rodríguez Serrano directora de la ONG, enfermera y profesora de la Universidad de Málaga.
La directora de Mujeres Solidarias mantuvo varias conversaciones con los dirigentes de los poblados de la zona, en las cuales estos se comprometieron a no realizar ablaciones a las niñas a cambio de recursos, prolongando estas negociaciones por tres años. “La única condición que ponemos es que cese la mutilación a las chiquitinas”, dictó a estos dirigentes Maria Vicente.
“Lo más difícil de construir ha sido el pozo de agua”, según María Vicente, se ha tenido que realizar una perforación con maquinaria a 120 metros de profundidad, en lugares que existen bolsas de agua. Agrega que el sistema empleado evita que el agua se contamine.
Las tres iniciativas del proyecto han supuesto la inversión de 200.000 euros recaudados de los 72 socios de la ONG, además del esfuerzo de sus cien voluntarios, las pocas subvenciones obtenidas y el dinero recogido de los mercadillos benéficos realizados.
Esta expedición también contará con la presencia del doctor Enrique López Peña que se encargará de la supervisión médica del proyecto, una traductora y dos técnicos de audiovisuales de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga, que grabarán un documental de los trabajos realizados sobre el terreno.
El objetivo a largo plazo es conseguir en un par de años la creación de dos escuelas basadas en el concepto de paridad, ya que sólo el sector masculino es el que se beneficia del derecho a la educación. “Apenas hay escuelas y las pocas que hay solo van los niños, las niñas si sobra espacio” declara la presidenta. Otro proyecto futuro es la creación de una huerta comunitaria para fomentar la autonomía de los habitantes y enriquecer con frutas y verduras su alimentación.
Mujeres Solidarias también emplea el “trueque” para fomentar la repoblación forestal de la finca de mil metros cuadrados que ocupan la maternidad, el centro de salud y el pozo, ya que obsequian con ropa y otros regalos a los niños que se encarguen de cuidar los árboles que plantan en cada viaje.