Uno de los efectos más devastadores del envejecimiento es la pérdida de memoria. Aunque ya había indicios de que una forma de evitarlo es tener una vida social activa, un nuevo estudio constata que el declive cognitivo es notablemente más lento en las personas que cuidan su vida social. El trabajo se publicará en julio en la 'Revista Americana de Salud Pública', que ha avanzado algunos datos en su edición en internet.
Karen Ertel, miembro del equipo de investigación que firma el trabajo, ha declarado que su esperanza es que “este estudio contribuya a la mejor comprensión de la importancia de los factores sociales en la salud”.
Los precedentes de esta teoría son un conjunto de investigaciones que indican que la vida social reduce el riesgo de demencia y declive cognitivo en personas mayores. La pérdida de memoria es un factor de riesgo de demencia. En este trabajo en concreto, los investigadores analizaron la relación de las redes sociales no con la demencia, sino con el paso previo: la pérdida de memoria.
Ertel y sus colaboradores de la Universidad de Harvard emplearon en su análisis datos de una gran población de ciudadanos estadounidenses, desde 1998 hasta 2004 (los trabajos previos se llevaron a cabo con muestras de población bastante más pequeñas). Se sometió a los voluntarios a pruebas de memoria cada dos años, y se incluyeron en la evaluación su grado de integración social, estado civil, actividades de voluntariado y contactos con mayores, niños y vecinos.
De acuerdo con sus resultados, los individuos con mayor grado de integración social eran también los que registraban mejores puntuaciones en las pruebas de memoria. Cuando se trataba de personas sin formación académica, el beneficio de hacer vida social era aún más evidente.
“La participación social y la integración tienen un profundo efecto en la salud de las personas a lo largo de toda su vida”, dice otro de los investigadores. “Se sabe por otros trabajos que las personas con múltiples lazos sociales tiene, en general, tasas de mortalidad más bajas. Ahora hemos aumentado las pruebas científicas de que esos lazos previenen el declive de la memoria. A medida que nuestra sociedad envejece, habrá que tenerlo en cuenta para animar a los mayores a implicarse en la comunidad y mejorar su calidad de vida”, añade.