Decenas de miles de latinoamericanos se han manifestado este fin de semana en varias ciudades de Estados Unidos para denunciar la nueva ley de inmigración promulgada en el Estado de Arizona e instar a Washington a actuar con urgencia sobre la reforma inmigratoria.
Más de 70 manifestaciones en ciudades estadounidenses fueron planeadas por activistas de derechos inmigratorios. Entre las ciudades escogidas estuvo la capital de Arizona, Phoenix, donde se ha promulgado la ley de inmigración más estricta de todo el país hace ocho días.
En un mar de banderas estadounidenses y carteles pintados “Todos Somos Arizona” y “No al Apartheid de Arizona”, decenas de miles de manifestantes, vestidos de blanco, se congregaron en el centro de Los Ángeles.
Los activistas quieren una revocación de la ley que busca sacar a los inmigrantes ilegales del estado en la frontera de Estados Unidos y México. También presionan al presidente estadounidense, Barack Obama, para que cumpla su promesa electoral de reformar las leyes de inmigración.
Se estima que unos 10,8 millones de inmigrantes viven actualmente en Estados Unidos. La ley de Arizona requiere que la policía local y estatal determine el estado inmigratorio de las personas si es que tienen “sospechas razonables” de que se encuentran en el país de forma ilegal.
Sus partidarios dicen que es necesario para reducir el crimen en el estado, que alberga a unos 460.000 inmigrantes ilegales y es un importante corredor para los contrabandistas de drogas y personas desde México.
Los críticos dicen que la ley es inconstitucional y abre la puerta a la discriminación étnica. Sondeos muestran que la legislación tiene el apoyo de al menos dos tercios de los votantes de Arizona y de una mayoría a nivel nacional. La ley ha provocado impugnaciones legales y llevó el tema inmigratorio al frente de la política estadounidense, a meses de las elecciones parlamentarias.
En Washington, el representante demócrata Luis Gutierrez del estado de Obama, Illinois, fue arrestado junto a otras 34 personas después de que se sentaran de brazos cruzados frente a la reja de la Casa Blanca cantando el lema de la campaña de Obama en español, “Sí podemos”.
Los organizadores esperaban que la convocatoria a las manifestaciones fueran las más altas desde el 2006 y 2007, cuando cientos de miles de manifestantes de derechos inmigratorios marcharon en ciudades estadounidenses.
En el 2007, los republicanos desecharon un extenso proyecto de ley para reformar las leyes de inmigración, que habría endurecido la seguridad fronteriza y garantizaba un camino a la ciudadanía para los indocumentados.
Un marco de trabajo establecido por el líder de la mayoría del Senado, Harry Reid, fue apoyado con prontitud por Obama el jueves, pese a no tener respaldo republicano, y los analistas ven pocas posibilidades para su aprobación este año.