“Nos gusta tu perfil, pero no tu edad”. Los parados mayores de 40 años están cansados de escuchar respuestas como ésta cuando acuden a una entrevista de trabajo, según informa El Mundo.
Más de dos millones de personas (2.226.100) se encuentran en esta situación, y un 58% lleva más de un año en paro. Pero apenas se habla de ellos, “es como si fuéramos invisibles”, afirma María José Valdivieso, presidenta de la Asociación Plus 40 Net y coautora del libro 'El talento invisible'.
Gráfico. Fuente: El Mundo.
“Decidimos escribir este libro para entrar en el debate social, económico, político. Se habla mucho del desempleo juvenil, pero del de los mayores de 40 años no se dice nada. Es cierto que los jóvenes lo tienen muy difícil y que algunos se han visto obligados a marcharse fuera, pero los mayores de 40 años en paro además de no trabajar tienen en su mayoría (un 90%) cargas familiares”, explica Valdivieso.
Problemas en la jubilación
Si bien es cierto que el desempleo en este colectivo se ha reducido en los últimos años, lo ha hecho a un ritmo sensiblemente inferior que entre los parados menores de 30 años. Mientras que en estos últimos el número de parados ha caído desde finales de 2012 en 550.000 personas (un 30,5% menos), entre los desempleados de más de 40 años lo ha hecho en 287.000 (un 11,5% menos).
Además, asegura Andrés de Toro, presidente de la Asociación Observatorio Trabajo Senior +45, a la falta de empleo se suma que “las personas que hoy tienen más de 40 años, van a llegar dentro de 20 a su edad de jubilación y les van a faltar años de cotización para poder cobrar su pensión máxima”.
Desesperados, ven cómo su edad les cierra todas las puertas, pese a tener una amplia formación y experiencia. “Nos sentimos maltratados. Apenas existen subvenciones, como las que hay para incentivar la contratación de jóvenes, y las que hay suelen ser para mayores de 55. Además, somos los primeros a los que despiden las empresas no por falta de talento sino por nuestra edad”, denuncia Valdivieso.
Lejos de ser un valor, los años se han convertido en un obstáculo para reengancharse al mercado laboral. Durante la crisis, muchas empresas recurrieron a recortar gastos de personal para intentar aliviar su difícil situación económica, y las primeras víctimas fueron los trabajadores con los sueldos más altos, que solían corresponder a los empleados de más de 50 años. Continuaron después con los de 45 y ahora en algunas compañías tener 40 años puede situarte en la cuerda floja.
“No queremos ayudas, sino trabajar”
“Nos sentimos ninguneados”, afirma indignada la presidenta de una asociación que desde hace tres años se ha convertido en un referente para los desempleados mayores de 40 años.
Hasta su sede acuden profesionales a los que el mercado laboral ha apartado a una edad en la que todavía tienen mucho que aportar. La asociación les brinda la oportunidad de reciclarse con sus talleres y cursos, al tiempo que les ofrece un lugar para desahogarse, compartir experiencias y motivarse.
“No queremos ayudas”, repite sin cesar Valdivieso, “queremos trabajar. Somos un gasto para el Estado. El dinero que nos puedan dar, preferimos que se lo ahorren y se lo den a las empresas para animarlas a que nos contraten. Somos un talento desperdiciado. Tenemos formación, experiencia y contactos”.
Hace unos días, el Gobierno en funciones aprobó el Plan Anual de Empleo para 2016, dotado con 5.265 millones de euros, que persigue entre otros objetivos: mejorar la empleabilidad de los jóvenes y de los parados de larga duración mayores de 45 años.
“Yo por 1.000 euros mato”
Y es que aparte de la preocupación por no tener un sueldo y sentirse “inútiles”, los mayores de 40 años sufren una doble discriminación. Por un lado, la de las ofertas de empleo que, en algunos casos, sólo van dirigidas a menores de 33 o 35 años y, por otro, la que los convierte en blanco fácil de los despidos colectivos. De ahí que no resulte extraño que su autoestima se resienta.
“Hemos sufrido mucho durante estos ocho años de crisis. No nos han cogido en entrevistas por nuestra edad, pese a gustarles nuestro perfil. Nos hemos bajado nuestros sueldos hasta el mínimo. Hemos bajado nuestra expectativas laborales. Hemos cambiado de sectores y ocupado puestos por debajo de los que solíamos tener”, sostiene Valdivieso, que se pregunta qué más tienen que hacer.
Este colectivo se ha cansado también de escuchar que se han quedado obsoletos. “No es verdad. Los profesionales mayores de 40 años no han dudado en reciclarse, en hacer cursos, másters. Nos hemos sabido adaptar. La mayoría de los que teníamos puestos intermedios o altos, hemos terminado trabajando en puestos más bajos. Pero parece que no es suficiente. Nos sentimos frustrados”, añade.
Valdivieso niega que el rechazo de las empresas se deba a que los mayores de 40 años piden sueldos más altos. “Quizá esto ocurría al principio de la crisis, pero no ahora. Yo escucho a mucha gente de estas edades decir: 'Yo por 1.000 euros mato'”.
Conscientes de que necesitan formar parte del debate social, económico y político, los parados mayores de 40 años están dispuestos a hacer todo “el ruido posible” con tal de dejar de ser invisibles, de dejar de ser los olvidados de un mercado laboral que valora más la edad que el talento.