Las declaraciones del pasado viernes del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama en las que defendió el derecho de los musulmanes a construir una mezquita cerca de la Zona Cero han tenido ya respuesta del partido Republicano. El sábado Obama matizó sus palabras, aclarando que defendía el derecho de los musulmanes a tener un lugar de culto pero no la “prudencia” de la zona prevista para su construcción. Pero estas declaraciones no fueron suficientes para aliviar las críticas de los republicanos, quienes le han acusado de estar “desconectado”de la nación.
Varios miembros del Partido Republicano han mostrado su disconformidad con la propuesta de construir un centro cultural islámico cerca de la Zona Cero, donde hasta los atentados del 11 de septiembre de 2001 se encontraban las Torres Gemelas, por considerarlo un ataque a las víctimas. “Pienso que sería poco prudente construir una mezquita en el lugar en el que 3.000 estadounidenses perdieron la vida como consecuencia de un ataque terrorista” dijo el senador republicano por Texas John Cornyn en una intervención en Fox News.
Peter King, también congresista republicano, criticó la actitud de Obama, pareciendo decir una cosa un día y matizándola al día siguiente: el Presidente “no puede cambiar su decisión de un día para otro en una cuestión que está incluida en nuestra Constitución”, dijo King.
La construcción prevista, que ya cuenta con la autorización de las autoridades municipales, consiste en una mezquita y un centro cultural islámico denominado Cordoba House, que contaría con salas de oración, de conferencias, un auditorio y una piscina, y se situaría a dos manzanas de la Zona Cero. El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, que ha sido uno de los que han defendido su construcción, mantiene que la tolerancia es la mejor respuesta contra el extremismo y que “el Islam no [les] ha atacado”, haciendo hincapié en que no se puede culpar de ello a todos los musulmanes.
También varios familiares de las víctimas se han mostrado contrarias a este proyecto por considerarlo una provocación.