Orlando Magic recortó ayer diferencias (2-1) en la semifinal de la Conferencia Este que disputan contra Detroit Pistons, en un partido en el que no dieron opción al equipo visitante (111-86) gracias a una noche inspirada de Rashard Lewis desde el perímetro, factor clave junto con la lesión de Chanceuy Billups nada más comenzar el partido.
El equipo local afrontaba un partido a vida o muerte, puesto que el 3-0 es una losa, según dicta la historia, casi imposible de levantar. Sabedores de lo que se jugaban, los de Florida salieron muy 'enchufados' y al final del primer cuarto ya acumulaban una amplia ventaja de 14 puntos. La salida en tromba se vio favorecida por una lesión del 'pulmón' de Detroit, Billups, tocado en la rodilla tras un encontronazo con Jameer Nelson a los cuatro minutos de encuentro.
El base de los Pistons ya no pudo retornar a la cancha y dejó el campo libre a Nelson, que se fue a los 18 puntos. El base de Orlando está doblando sus números de la temporada regular en estos 'play-off', pero la verdadera tortura ayer de los Pistons ocupaba la posición de alero. Rashard Lewis machacó el aro de Detroit desde la línea de triple (cinco aciertos en seis intentos) hasta alcanzar unos 33 puntos que dieron alas al equipo.
Amparado en el buen trabajo anotador de Prince (22 puntos) y Wallace (24), el conjunto visitante sacó el amor propio, superó la lesión de su mejor activo y fue recortando punto a punto hasta encarar el último cuarto con solo cuatro tantos de desventaja.
Cuando todo parecía abocado a un desenlace igualado, Orlando volvió a tirar de orgullo y firmó un último periodo espectacular en el que endosó a su rival un parcial de 38-11. Turkoglu, recientemente elegido jugador de mayor progresión esta temporada, sumó 18 puntos que complementaron el poderío de Howard bajo los aros (20 tantos, 12 rebotes).
Orlando Magic acabó el partido con su máxima ventaja durante el encuentro, 25 puntos de diferencia que demuestran la mucha vida que todavía le queda a esta eliminatoria. El Anway Arena acogerá el sábado el cuarto partido de la serie, un punto de inflexión que dejará la serie empatada o muy favorable a los Pistons.