Cuando los seres humanos comenzaron a emigrar de África hace aproximadamente 100.000 años, su color de piel cambió gradualmente para adaptarse a su nuevo ambiente. Al terminarla última era de glaciaciones hace aproximadamente 10.000 años, los antepasados marinos de los peces espinosos que habitaban el océano experimentaron cambios dramáticos en el color de la piel a medida que colonizaban los lagos y ríos recién formados.
Una nueva investigación demuestra que a pesar de la gran brecha evolutiva que existe entre los seres humanos y el pez espinoso de tres espinas, las dos especies han adoptado una estrategia genética común para adquirir la pigmentación de la piel que ayudaría a estas dos especies a prosperar en sus nuevos ambientes.
Los investigadores, dirigidos por el miembro del Instituto Médico Howard Hughes David Kingsley, han publicado sus resultados en el número del 14 de diciembre de 2007, de la revista Cell.
Kingsley y el primer autor, Craig Miller, se encuentran en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, y otros coautores son de la Universidad de Porto en Portugal, de la Universidad de British Columbia, de la Universidad de Chicago y de la Universidad del Estado de Pensilvania. Todos aseguran que estudios adicionales del espinoso podrían revelar otras piezas maleables de la maquinaria genética que tanto el pez como el ser humano han usado para la adaptación.
El espinoso se ha convertido en un organismo modelo principal para el estudio de la evolución debido a su historia evolutiva extraordinaria, dijo Kingsley. “Los espinosos han experimentado una de las radiaciones evolutivas más recientes y dramáticas en la tierra”, dijo. Cuando la última era de las glaciaciones terminó, los glaciares gigantes se derritieron y crearon miles de lagos y ríos en Norteamérica, Europa y Asia. Estas aguas fueron colonizadas por los antepasados marinos del espinoso, que posteriormente se adaptaron a la vida en agua dulce. “Esto creó una multiplicidad de pequeños experimentos evolutivos, en los cuales estas poblaciones aisladas de peces se adaptaron a nuevas fuentes de alimento, depredadores, color del agua y temperatura del agua que encontraron en estos nuevos ambientes”, explicó Kingsley.
Entre esas adaptaciones estaban las nuevas coloraciones que ayudaron a los peces a camuflarse, a distinguir especies y a atraer parejas en sus nuevos ambientes. Hasta este momento, sin embargo, los científicos no habían entendido qué factores genéticos llevaron a los cambios en la pigmentación de la piel.