Peor para ellas

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“La hipertensión arterial en la mujer suele asociarse a otros factores de riesgo ligados con los cambios hormonales, como el cambio en la distribución de la grasa abdominal, unas tasas mayores de obesidad, alteraciones en los lípidos y en los niveles de glucemia (glucosa en la sangre)”, indica Carmen Súarez, vicepresidenta de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) que celebra su 13ª Reunión Nacional estos días en Valencia. Según explica, “todo esto hace que a partir de ese momento el riesgo cardiovascular de la mujer se incremente de manera considerable”.

En general, no existen grandes diferencias en la manifestación de la hipertensión arterial entre hombres y mujeres. Sin embargo no todas las personas viven la enfermedad de la misma manera y ahí es donde las mujeres cuentan con uno de sus rasgos particulares. “De forma general no existen grandes diferencias salvo en la reacción de alerta de las mujeres que, cuando no están diagnosticadas ni tratadas, tienen más riesgo de padecer hipertensión aislada o de bata blanca (la que se eleva en la consulta del médico)”, explica

“También es más frecuente la reacción de alerta en las mujeres que ya están en tratamiento, lo cual suele elevar las cifras de presión arterial cuando se mide en la consulta médica y conduce a la sobreestimación del mal control e la hipertensión”, añade la experta, que moderó la sesión plenaria 'Influencia del género en el control de la presión arterial'.

Otro aspecto que diferencia la manifestación de la hipertensión arterial entre hombres y mujeres viene marcada por el momento de aparición. “En la mujer va ligada en gran medida a la menopausia. Mientras que antes de los 50 años la prevalencia es mucho mayor en el hombre, a partir de esa etapa las cifras en las mujeres se incrementan notablemente”, puntualiza Suárez.

Junto a la edad y a la carga hereditaria, el aumento de la tensión arterial experimentada durante esta etapa se debe al déficit de estrógenos. “Éstos desempeñan un papel regulador del tono vascular e influyen en el incremento de la sensibilidad a la sal. Si bien, existen una serie de factores que contribuyen en este sentido durante este periodo de la vida como son el exceso de peso, un deficiente aporte dietético de calcio y los trastornos psicológicos asociados como ansiedad, depresión o insomnio”, explica Pablo Gómez, vocal de la Junta de Directiva de la SEH-LELHA.

“En España, el 60% de las mujeres mayores de 70 años son hipertensas. Al llegar la menopausia, en la mujer aparecen una constelación de factores de riesgo cardiovascular. Evidentemente, la diferencia entre las etapas pre y menopausica es la presencia de estrógenos. Varios estudios han apuntado el importante papel de los estrógenos en la producción de sustancias vasodilatadoras - como el óxido nítrico- y en la inhibición de la producción de los radicales libres, así como, elemento regulador del sodio”, indica este especialista.