Con el objetivo de mejorar la seguridad en el ámbito de consumo de los fármacos, a lo largo de sus fases de investigación, producción, distribución y consumo por los pacientes, se ha celebrado en el marco del XXVI Congreso de la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA), la mesa redonda 'Seguridad en fármacos: del Diseño a la utilización', patrocinada por Novartis.
Según Alberto Duque Oliart, responsable de Integrated Medical Safety (IMS) en España, y ponente de la mesa redonda “es necesario concienciar acerca del escaso conocimiento en materia de seguridad con el que se empiezan a comercializar los fármacos, en nuestro país”. Actualmente, “la eficacia del medicamento se mide en un número reducido de pacientes, que puede oscilar entre las 5000 y las 6000 personas, cifra insuficiente para detectar determinados problemas”, añade.
La principal consecuencia al respecto es que, en ocasiones, el uso de estos fármacos han tenido que llegar a ser restringidos, e incluso retirados de la venta. Para solucionar este problema, en 2007 se pusieron en marcha los Planes de Gestión de Riesgo de Medicamentos, que en palabras de Duque “ayudan a conocer mejor el perfil de la seguridad de los medicamentos y a facilitar un uso más adecuado, reduciendo los riesgos para los pacientes”.
El objetivo es, sobre todo, “llevar a cabo una farmacovigilancia más proactiva, aplicando los nuevos conocimientos que se tienen tanto en materias muy técnicas, como puede ser la genómica, como en el uso de bases de datos”.
Asimismo, explica que “es necesario que se facilite un contacto más estrecho entre las compañías farmacéuticas y las autoridades sanitarias de tal forma que, cada vez sean más los fármacos que se utilizan de una manera adecuada, para minimizar los riesgos a los que pueden estar expuestos los pacientes, teniendo en cuenta que sólo en los hospitales se observan el 37,4% de los efectos adversos de los medicamentos, mientras que el 47,8% de estos mismos efectos se producen en los centros de salud”.
De ahí la importancia de desarrollar nuevas vías de investigación que, “permitan combatir los efectos adversos tardíos de los medicamentos, y poder llevar a cabo la evaluación de su efectividad, los análisis coste-eficiencia y los estudios de calidad de vida, entre otros; que complementan el conocimiento que aportan los ensayos clínicos en sus diferentes fases”, señala Carlos Aibar, coordinador de la Unidad de Seguridad de Pacientes del Servicio Aragonés de la Salud y moderador de la mesa.