El ganado trashumante de La Rioja vuelve a casa después de un año en la sierra. David Ceballos inició el octubre pasado un viaje con su rebaño de más de un millar de cabezas de ganado desde Santo Domingo de la Calzada hacia Matute. Una peculiar trashumancia, que no sale de la región, pero sí mantiene vivo el espíritu de los viajes en busca de la eterna primavera.
Y este rebaño emprendió la semana pasado su primer viaje de vuelta al valle. Como el primer viaje de ida ya fue en otoño y las leyes agrarias obligan a permanecer un tiempo determinado en cada estabulación, la estancia en la sierra riojana se ha alargado durante todo el año. Tras esta primera experiencia, la idea de David Ceballos es pasar aproximadamente la mitad de año en cada zona, estar en Santo Domingo hasta mayo y volver a los montes de Matute y alrededores en mayo.
El viaje no es sencillo, pero David Ceballos está satisfecho con esta apuesta. Alrededor de la mitad de la explotación de la Ganados Eda, de titularidad compartida entre él y su mujer, Ana González, volvió en camión pero unos 560 animales están realizando el viaje andando. “Hemos decido ir por las montañas, a través del GR-190, que es un sendero muy estrecho, por lo que el rebaño va muy estirado y es más difícil de controlar”, explica el ganadero, agradecido por toda la ayuda que está recibiendo.
Para ello, se ha estudiado el recorrido, lo ha gestionado con responsables de Medio Ambiente y la Guardia Civil de Alta Montaña y lo ha recorrido él mismo previamente con sus perros. “Pero ha sido es una ruta difícil, con muchos barrancos, mucho desnivel”, añade desde Ojacastro, donde se encuentra ahora el rebaño trashumante, pues participarán en la XX Feria Ganadera que se celebra este finde semana recorriendo el pueblo antes de llega a Santo Domingo de la Calzada.
Este pastor define su trabajo como “sacrificado y duro”. “Son muchas horas, ha sido un año de hora y media de ida y hora y media de vuelta cada día. Mi hija tiene 17 meses y no la veo”, cuenta. Además, recuerda que algunas noches se ha tenido que quedar a dormir con los animales: “cuando les ves nerviosos es que barruntan algo y la incertidumbre te obliga a quedarte”.
Pero su balance es positivo: “Las trashumancia, además de una vivencia, es lo mejor para el bienestar animal, moverse andando en busca de los mejores pastos les provoca menos estrés, la mejor alimentación y es más rentable económicamente”. Aunque tiene pastor eléctrico y sus ovejas están siempre controladas por GPS, David Ceballos va a seguir apostando por la ganadería extensiva y el pastoreo tradicional, aunque sabe que eso significa “más trabajo a base de horas y a base de estar con los animales”.