Punto a punto el Haro hace camino. El Mazo exige y los rivales lo saben porque enfrente hay un rival que aprieta, que incomoda, que compite como el que más, que corre, que se pone el mono de trabajo, al que le gusta marcar los tiempos (si puede) y que convive con la concentración máxima. No se puede desviar. Por eso todo lo que sea sumar para los jarreros es positivo. Sobre todo porque la permanencia espera. El Barakaldo, contrincante este domingo, acudía a tierras riojanas en una gran dinámica (7 de los últimos 9 puntos) y con un hombre a tener en cuenta, Cervero, autor de 5 tantos de los últimos 8 logrados en tres encuentros. Por lo tanto, el equipo de Aitor Calle, cuando menos, supo desconectar al bloque fabril y al ariete asturiano.
El mérito hay que dárselo a un Haro que supo imponer su ley durante la primera media hora, que dispuso de varias aproximaciones, la mayoría centros laterales sin un remate preciso, a excepción de un tiro de Facu. El Barakaldo, en ese arranque, estaba como entumecido. Sin conexión porque la medular blanquinegra comandada por Josua, Armando y Facu estaba por encima de la fabril. Fue a partir de un remate de Ibra que detuvo Cacharrón cuando los de Hernán Pérez mostraron algo de verticalidad.
Seguín la puso desde la izquierda. Nadie la cogió, así que Álamo, desde la derecha, centraba raso para que Cervero rematara en boca de gol. Por suerte, Duro se jugaba el tipo y evitaba el remate claro del delantero. Una acción que provocó que hubiera más alternativas y equilibrio. Como consecuencia, al Haro le costaba más legar al área rival, mientras que Pitu dispuso de la oportunidad más claro para superar a Fermín cuando tras un centro lateral Barrio fallaba en el despeje para que Barrera dejara al ‘7’ de los gualdinegros que, desde el punto de penalti, lanzaba raso y flojo a las manos del portero de Baños.
El segundo tiempo comenzó con Ibra probando a Cacharrón. Sin embargo, el duelo se trabó mucho más, apenas había combinaciones y continuidad en el juego. El Barakaldo lo intentaba más, pero terminó empleando el juego directo, mientras que el Haro empujaba siendo vertical para atosigar a su oponente. Sin embargo, las oportunidades locales eran inconexas, sin claridad. Enfrente, los vascos intimidaban aunque sabiendo que el peligro podía estar a sus espaldas.
Por lo tanto, en la igualdad parecían estar ambos conjuntos a gusto. Lo que no querían era perder y los riesgos fueron mínimos, más aún teniendo en cuenta el viento que azotaba en el campo municipal. Al cuadro jarrero le costaba generar, mientras que Ángel Sánchez mandaba al lateral de la red con aún un cuarto de hora por delante. Aitor Calle ya había movido el banquillo con Mikel Bueno, recuperado de las paperas, y Valiño por Ibra y Txema Pan. No tuvieron apenas incidencia en un juego donde predominaron las acciones defensivas por encima de la brillantez. La consecuencia de todo ello fue el empate final sin que se moviera el marcador.
Foto: Haro Deportivo