No es fácil de explicar el sainete en el que se está convirtiendo Podemos en La Rioja. Un enorme lío en el que, a buen seguro, quedan muchos capítulos por escribir todavía. El último, el nombramiento de Raquel Romero como consejera de Participación, Derechos Humanos y Cooperación.
Romero llegó de Berlín como candidata a dedo, tras la convulsa situación que atravesaba Podemos La Rioja, con una gestora al cargo de la situación y varios asuntos en los juzgados. Romero encabezó la candidatura de Unidas Podemos, una coalición de Podemos con IU y Equo que obtuvo dos escaños, para la propia Romero y para Henar Moreno (IU).
Todo comenzó a torcerse con la ruptura de la coalición Unidas Podemos, con Podemos y Equo por un lado e Izquierda Unida por otro. IU pactaba con el PSOE un acuerdo programático a cambio de su apoyo en la investidura y de la vicepresidencia de la Mesa del Parlamento para la diputada Henar Moreno, mientras que Podemos-Equo exigía puestos en el Consejo de Gobierno.
Las negociaciones, en las que tuvieron un papel importante varias personas llegadas de Podemos-Castilla la Mancha, se enrocaron entonces y las diferencias parecían insalvables pero en agosto se retomaron y concluyeron con un acuerdo entre todas las fuerzas de izquierda para hacer a Andreu presidenta.
Sin embargo, la crisis estaba lejos de desaparecer. El problema era ahora el reparto de sillas. ¿Quién iba a ser consejera? ¿Quién iba a acompañar a la consejera en los nueve puestos dependientes de ella?
Romero se postulaba como consejera, pero el equipo técnico de Podemos La Rioja designó a Nazaret Martín, hasta ahora secretaria del grupo municipal de Unidas Podemos en el Ayuntamiento de Logroño. Sin embargo, Martín dimitía, al parecer por el veto del PSOE ante los antecedentes de Martín.
Para entonces, Podemos La Rioja ya estaba muy dividido entre los partidarios de que acompañaran a Martín miembros de la gestora como Kiko Garrido o Miguel Reinares y Raquel Romero, empeñada en que esos puestos fueran ocupados por sus compañeros de Castilla-la Mancha.
La solución parecía llegar con una reunión exprés este jueves por la mañana en la que la gestora nombraba a Amalia Revuelta como nueva consejera. Sin embargo, la sorpresa saltaba cuando, por la tarde, Andreu nombraba a Romero consejera, “para garantizar la estabilidad”.
Podemos La Rioja (la gestora) daba por rotos por la noche todos los pactos del PSOE La Rioja, lo que incluye el Gobierno de La Rioja, el Ayuntamiento de Logroño y el de Haro, algo que Romero negaba.
Así las cosas, esta mañana los protagonistas han hablado en los micrófonos de la Cadena Ser para tratar de arrojar algo de luz (si a estas alturas es posible) a este lío: “Romero se ha presentado como portavoz del equipo técnico designada y ha asegurado que la solución era que ella tomase el cargo como consejera por un tiempo hasta que se llegue a una asamblea ciudadana que tenga legitimidad.”. Según los estatutos de la formación morada, Romero no puede ser consejera y diputada al mismo tiempo, ya que no se pueden acumular dos cargos.
Y es que a Romero no le gustó la reunión in extremis convocada por la gestora sólo una hora antes de la toma de posesión, a la que no pudo acudir. Por ello no dio el visto bueno a Revuelta, la candidata escogida este jueves, y por ello se postuló como consejera, para facilitar la formación de gobierno. Ahora Romero pondrá su puesto de consejera de La Rioja a disposición de la próxima dirección de Podemos, pero no de la gestora.
Por parte de esta gestora Amaia Castro ha indicado que ni Podemos La Rioja ni la dirección nacional del partido apoyan a Romero y ha dado por roto el pacto con el PSOE: “En todo caso el harakiri se lo está haciendo la señora Raquel Romero poniéndose en una posición que no tiene”.
Por último, Andreu se ha limitado a decir que “es Romero quien ha firmado el acuerdo de estabilidad” y se la ha nombrado a ella para garantizar esa estabilidad.