El cine y la literatura han inmortalizado al detective privado de aspecto desgarbado, vestido con una gabardina arrugada, fumando permanentemente y que malvive en una ruinosa oficina. Un detective con los rostros de Humphrey Bogart, Paul Newman o Michael Caine, entre otras estrellas y cuyos personajes siempre se metían en líos criminales, enredados por bellas mujeres fatales.
Sin embargo, la realidad es muy distinta. Hoy en día, la figura del detective privado no tiene nada que ver con la reflejada en las obras de ficción del siglo XX y en el imaginario colectivo. Si contratas un detective privado en Madrid con experiencia contrastada y con título profesional certificado por el Ministerio del Interior, te sorprenderá lo poco que tiene que ver con los detectives del pasado.
El mejor detective privado es, en la actualidad, un experto en seguridad, de modales educados y aspecto impoluto, que trabaja utilizando las tecnologías más avanzadas y está especializado, predominantemente, en el sector laboral.
El trabajo del detective está en los fraudes laborales
La principal fuente de ingresos del detective privado del siglo XXI en España ya no está en las infidelidades matrimoniales sino en los fraudes laborales y la ciberseguridad.
Los más de 2.000 detectives privados que trabajan en nuestro país se dedican, principalmente, a destapar bajas laborales no justificadas, competencia desleal o espionaje industrial. Los clientes son empresas de pequeño, mediano y gran tamaño. En todas estas compañías, el absentismo laboral, las brechas de seguridad o la copia de una patente puede hacerles mucho daño, incluso conducirles a la ruina económica y la desaparición.
En lo que respecta a las bajas laborales fingidas, los detectives privados investigan muchos casos en los que las lesiones se prolongan en el tiempo o magnifican. Con mucha frecuencia, la sospecha de una baja simulada se convierte en realidad y tras ella hay un empleado descontento con su empresa. Hay que tener en cuenta que el absentismo laboral no hace más que crecer en nuestro país: en 2017 aumentó un 5% respecto al período anterior y en 2018 las cifras siguen en aumentos de récord.
Los detectives privados desempeñan una función fundamental para las empresas y cada vez son más reclamados. En una sociedad como la española, con condiciones laborales muy diversas, gran número de contratos en precario y un contexto de inestabilidad económica, los trabajadores descontentos son, desgraciadamente, cada vez más frecuentes. Su fraude puede suponer un gran desembolso económico para una compañía y gracias a los detectives privados ese dinero puede recuperarse.
Ciberdetectives del siglo XXI
En lo que respecta a la ciberseguridad, es otro de los ámbitos de especialización para los detectives privados que más ha crecido en los últimos años.
El detective privado especializado en ciberseguridad se encarga de investigar los posibles delitos relacionados con la piratería informática, el robo de información personal de ordenadores o el acoso a menores a través de Internet, entre otros asuntos.
Los detectives privados utilizan aquí métodos forenses para descubrir al delincuente y encontrar pruebas que le incriminen. En esta labor, los investigadores recuperan datos de discos duros, móviles, tarjetas u ordenadores, extraen evidencias digitales, analizan correos electrónicos, descubren mensajes de WhatsApp y realizan informes periciales, entre otras acciones.
Además, los ciberdetectives también son requeridos para efectuar auditorías informáticas. Estos análisis consisten en recoger toda la información de una empresa para evaluar su seguridad informática. Según explican los profesionales de la agencia CTX Detectives, “la mejor forma de prevenir posibles desastres en una empresa es identificar sus debilidades y el estado de seguridad de su parque tecnológico”.
Las pruebas digitales
En todo lo relativo a la ciberseguridad, uno de los desempeños básicos del detective privado consiste en encontrar pruebas digitales, sobre todo si el caso será presentado en un proceso judicial. El detective privado ha de localizar estas pruebas y gestionarlas de forma correcta para que puedan ser aportadas con validez en juicios.
De este modo, tanto correos electrónicos como mensajes de WhatsApp pueden ser presentados como prueba por el investigador si cumplen una serie de requisitos.
Las conversaciones de WhatsApp pueden ser presentadas mediante capturas de pantalla o a través de un acta notarial. En ambas opciones, el detective privado ha de ser capaz de demostrar su autenticidad e integridad y garantizar que en el proceso de obtención de la prueba no se ha vulnerado ningún derecho fundamental.
Los correos electrónicos son una prueba cada vez más usada en infinidad de juicios pero, para que tengan efecto probatorio real, es necesario demostrar que la cadena de custodia ha sido estrictamente respetada. En caso contrario, la prueba podría ser impugnada al haber corrido el riesgo de ser manipulada. En particular, los mails son fácilmente manipulables, modificando su código y contenido y sin necesidad de tener grandes conocimientos de informática.
La tarea del detective en estos procesos de ciber-investigación es obtener y salvaguardar las pruebas y evidencias digitales, observando estrictamente todas las formalidades legales para que, llegado el caso, tengan un peso decisivo en la decisión de los Tribunales.